Por Josué Hernández
Salomón declaró “¿Qué es lo
que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará;
y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto
es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido” (Ecles. 1:9,10). Entre
las cosas que no son nuevas, podríamos mencionar las siguientes:
Pandemias
Aunque el coronavirus es “nuevo”,
pues no se ha identificado previamente en humanos, las pandemias en sí no son
nuevas. Enfermedades han afectado el mundo a lo largo de la historia. Por
ejemplo, la pandemia de gripe de 1918 es la más grave de la historia reciente.
Se estima que alrededor de 500 millones de personas, o un tercio de la población
mundial fue afectada con este virus, y que el número de muertes fue de al menos
50 millones de personas. Bajo tales circunstancias se cerraron negocios,
iglesias, escuelas, teatros, etc., y se prohibieron las reuniones públicas, se
ordenaron cuarentenas, y se indicó el uso responsable de mascarillas para
evitar el contagio.
Muerte
La muerte nos ha perseguido y
herido desde el principio. El apóstol Pablo dijo, “en Adán todos mueren” (1
Cor. 15:22). La muerte no hace distinción de personas. Algunos mueren avanzados
en edad (Gen. 35:29; Ecles. 12:1-7) y otros mueren en la matriz (Job 3:11). Los
padres han enterrado a sus hijos (2 Sam. 18:33) y los hijos a sus padres (Gen.
50:14), así como también, familias juntas han muerto (1 Cron. 10:6).
Terremotos
Cuando un terremoto sacude la
tierra, no son pocos los que piensan que el mundo ha de terminar. Sin embargo, los
terremotos son uno de los eventos más comunes en la historia bíblica y secular.
Hubo un terremoto en los días de Uzías (Am. 1:1; Zac. 14:5). Habría terremotos
en diferentes lugares antes de la destrucción de Jerusalén por los romanos
(Mat. 24:7). Un terremoto ocurrió cuando Cristo murió (Mat. 27:51,54), y un
terremoto cuando el ángel descendió al sepulcro vacío (Mat. 28:2), así como un
terremoto sacudió Filipos (Hech. 16:26).
Hambrunas
La idea de “hambre” es plenamente
reconocida. Abraham enfrentó tiempos de hambre (Gen. 12:10), así como Isaac
(Gen. 26:1). Una hambruna afligió la tierra en los tiempos de José (Gen. 41:56,57).
Hambruna se registra en los tiempos de los jueces de Israel (Rut 1:1). Una hambruna
afligía Samaria en tiempos de Elías (1 Rey. 18:2), y una hambruna afligió a los
santos en Judea (Hech. 11:28).
Inundaciones
El diluvio universal inundó la faz
de toda la tierra (Gen. 6-9), y sólo ocho personas fueron salvas (1 Ped. 3:20).
Luego, y hasta el día de hoy, las inundaciones locales han sido tan recurrentes
que se estableció la figura de “inundación” para representar una prueba severa (cf.
Sal. 46:1-3; Mat. 7:25).
Tragedias
Las tragedias han golpeado a la
humanidad desde el principio. La historia bíblica no niega esta cruda realidad.
Leemos de la tragedia que azotó a Noemí (Rut 1), o la tragedia ocurrida a Job
(Job 1-2). Leemos, también, de la muerte que sorprendió a ciertos galileos
(Luc. 13:1), así como la tragedia ocurrida a dieciocho personas sobre las
cuales cayó una torre en Siloé (Luc. 13:4).
Guerras
Cuando estalla una guerra, muchos
se emocionan pensando en el fin del mundo. Sin embargo, las guerras son eventos
que han sucedido muchas veces. La Biblia nunca presenta las guerras como anticipo
a la segunda venida de Cristo en el día final (1 Tes. 5:3). Pero, registra muchas
guerras. Por ejemplo, los conflictos armados en tiempos de Abraham (Gen.
14:1-16) o las guerras y rumores de guerras en días previos a la destrucción de
Jerusalén por los romanos (Mat. 24:6,7; Luc. 21:9,20).
Conclusión
Recordemos lo que Salomón declaró,
“¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo
mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede
decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido”
(Ecles. 1:9,10).
La vida es incierta y necesitamos
estar bien con Dios. La historia suele repetirse. La pandemia actual es sólo un
recordatorio de que no hay nada nuevo debajo del sol. Llevamos 20 años en el
presente siglo, el cual ha sido en general muy pacífico en comparación con el
anterior. Recordando que en el siglo veinte se libraron dos Guerras Mundiales,
y varias otras, como la guerra de Vietnam. Y tiempo falta para extendernos
relatando la Gran Recesión y sus efectos mundiales.
Se ha dicho: “Dios no ha
prometido cielos siempre azules, ni caminos sembrados de flores durante toda
nuestra vida. Dios no ha prometido sol sin lluvia, alegría sin penas, ni paz
sin dolor”.
Una cosa es siempre segura: Dios
tiene el control.