Ofendido


Por Josué Hernández

 

Es común en estos días el sentirse ofendido por alguno, o incluso, el ser ofensivo para otros. El significado de ofensa es injuria, insulto, agravio, ultraje. La mayoría es hipersensible, y esta ofendida por el gobierno y las instituciones, por la iglesia y los predicadores. Si bien es cierto, algunos pueden justificar el sentirse ofendidos, no son pocos los que están ofendidos por la verdad: “¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?” (Gal. 4:16).

Es oportuno recordar que cuando la Biblia habla de ofensa u ofender, indica algo mucho más grave que disgustar a otro por herir sus sentimientos. La palabra griega traducida en el Nuevo Testamento “ofensa” o “tropiezo”, indica ocasionar que otro peque haciéndole caer en trampa (Luc. 17:1,2). Es la palabra usada para el gatillo que activa la trampa, denotando el atrapar a otro.

Los cristianos no deben ser ofensivos, en el sentido de hacer tropezar a otros motivándoles a pecar: “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Cor. 10:32), aunque el cristiano siempre será una persona irritante para algunos que no soportarán la predicación del evangelio: “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mat. 5:10-12).  

Siempre podemos vivir de tal manera que seamos luces en el mundo (Mat. 5:16), lo suficientemente cuidadosos con nuestro proceder y ejemplo para evitar incluso conductas cuestionables que podrían alentar a otros a tropezar y caer.


Entradas que pueden interesarte