Por Josué Hernández
El Covid-19 fue un virus nuevo y, por cierto, inesperado,
que ha impulsado una hermenéutica nueva respecto a la cena del Señor. Los
pasajes que conocemos, y con los cuales estamos familiarizados, se están
explicando y aplicando de una forma inusual.
Nos preguntamos, ¿nos hemos equivocado durante todos
estos años? ¿Se equivocaron varias generaciones de cristianos devotos? La
respuesta es no. El virus mismo y el pánico general, unidos a las regulaciones
gubernamentales han creado una situación definida, es decir, un contexto
determinado, que ha impedido a muchos el congregarse regularmente “para
partir el pan” (Hech. 20:7).
Hermanos amados están afirmando que la cena del Señor ha
sido autorizada de manera genérica, y no específica. Con una nueva
hermenéutica, tan novedosa como el Covid-19, han hallado la autorización para
observar la cena del Señor fuera de la reunión dominical de la iglesia que ha de congregarse para ello (1 Cor. 11:18,20,33; Hech. 20:7).
Sin embargo, aprendemos de la sagrada Escritura que La
cena del Señor ha sido establecida y regulada por autoridad específica, no por
autoridad genérica, es decir, el Señor no dijo solamente “hay que participar de
la cena”. Dios ha especificado los elementos, el propósito, el día, la
frecuencia, la duración, y el lugar, a saber, el espacio acordado para la reunión dominical.
En fin, el patrón uniforme de ejemplos aprobados y otras
enseñanzas directas nos indican que la cena del Señor es una práctica de la
asamblea de la iglesia local (Hech. 2:42; 20:7; 1 Cor. 11:18-34).
La autoridad específica para la cena
del Señor
Por años, los estudiantes conservadores han apreciado la
diferencia entre la autoridad genérica y la autoridad específica. Si Dios
simplemente le hubiese dicho a Noé “haz un arca”, entonces Noé habría sido
autorizado a construir un arca con cualquier tipo de material y medida, según
sus consideraciones y elecciones personales. No obstante, Dios especificó a Noé
detalles que impedían algo diferente (Gen. 6:14-17,24).
La ignorancia y/o el desprecio por la autoridad
específica siempre produce todo tipo de errores y prácticas equivocadas. Por
ejemplo, el Nuevo Testamento de Cristo especifica el canto como el tipo de
música que se usa para glorificar a Dios (Mat. 26:30; Hech. 16:25; Rom. 15:9;
Ef. 5:19; Col. 3:16). El mandato específico de “cantar” necesariamente excluye
el uso de instrumentos mecánicos de música en la adoración a Dios.
Sabemos que el argumento “la Biblia no dice que los
cristianos no podamos tocar”, es un argumento inválido, por la especificación “cantando”
(Ef. 5:19; Col. 3:16) que excluye el “tocando”. Todos entendemos que cantar no
es tocar. Sencillamente cuando Dios ha especificado tiempo, frecuencia, modo, materiales,
formato, propósito, etc., no hay lugar para la elección. Las opciones se
reducen a la obediencia o desobediencia.
Ciertamente los recursos de ejecución que facilitan el
cumplimiento de un dado mandamiento están implícitos, por ejemplo, las copitas
y bandeja para distribuir la cena del Señor, pero dichos recursos de ejecución
no reemplazan lo especificado, sino que agilizan su cumplimiento.
Cada componente de la cena del Señor está gobernado, no
por la autoridad genérica, o general, sino por la autoridad específica, la cual
es siempre excluyente. Incluso el propósito ha sido especificado elocuentemente,
“haced esto en memoria de mí” (Luc. 22:19, LBLA; cf. 1 Cor. 11:24).
Con un estudio cuidadoso, aprendemos de seis
regulaciones, o áreas clave, que definen y gobiernan la observancia de la cena del
Señor. Si las pasamos por alto, irrespetándolas, haremos algo que, como dijo el
apóstol Pablo, “esto ya no es comer la cena del Señor” (1 Cor. 11:20,
LBLA).
Regulaciones del Señor para su cena
Propósito
El propósito ha sido especificado, no puede ser obviado.
Si la autoridad para observar la cena del Señor fuese genérica, sencillamente
podríamos observarla por cualquier propósito. Obviamente, el Señor no dijo “observen
la cena del Señor”. El Señor asignó un propósito para su observancia. No
comemos la cena del Señor para conmemorar la construcción del arca, el cruce
del Mar Rojo o la supervivencia de Daniel en el foso de los leones. Observamos
la cena del Señor para conmemorar el sacrificio de Cristo, recordando su cuerpo
y su sangre por nosotros (1 Cor. 11:24,25).
Elementos
La cena del Señor ha sido regulada con elementos
específicos que no pueden ser cambiados. Si la autoridad para observar la cena
del Señor fuese genérica, entonces podríamos usar cualquier elemento que elijamos,
ya sea leche y galletas o hamburguesa y gaseosa. Sin embargo, el Señor consagró
dos elementos para su cena, a saber, pan sin levadura y fruto de la vid (Mat.
26:17,29).
Duración
Si la autorización para observar la
cena del Señor fuese genérica, podríamos detener su observancia cuando queramos,
habiendo entendido que ya lo hicimos una vez por todas. No obstante, el apóstol
Pablo indicó por el Espíritu, “Porque todas las veces que comáis este pan y
bebáis esta copa, la muerte del Señor proclamáis hasta que El venga” (1 Cor.
11:26, LBLA).
Tiempo
La regulación de Dios para la cena del
Señor es específica en cuanto al día de su observancia. Si la autorización para
la cena del Señor fuese genérica, podríamos observarla cualquier día que prefiramos.
No obstante, Hechos 2:42 y 20:7 contienen ejemplo aprobado que indican el
primer día de la semana como el tiempo especificado por Dios para que su pueblo
pase a la mesa del Señor.
Frecuencia
Si la autoridad para la cena del Señor
fuese genérica, entonces podríamos observar la cena del Señor con la frecuencia
o infrecuencia que elijamos. Sin embargo, Hechos 20:7 contiene una implicación
de la cual inferimos una observancia semanal de la cena del Señor, es decir,
cada primer día de la semana.
Lugar
El Señor ha sido específico respecto
al lugar-ambiente en el cual se observe su cena, este lugar es el que la iglesia local acordó para reunirse (Hech. 20:7). Si la autoridad para observar la cena del Señor fuese genérica,
entonces podríamos observarla en cualquier arreglo social que elijamos, ya sea
en casa cuando estemos enfermos, al borde de la carretera cuando salimos de
viaje, en un crucero si andamos de vacaciones, en el bosque cuando salimos de caza,
etc. Sin embargo, el Nuevo Testamento especifica el momento en el cual la iglesia local se congregó (1 Cor.
11:18,20,33). Junto a estas instrucciones directas, tenemos dos ejemplos
aprobados que indican la observancia de la cena del Señor cuando la iglesia local se reunió para partir el pan (Hech. 2:42; 20:7). Obviamente, no hay ejemplos aprobados o implicaciones
divinas que contradigan la especificidad indicada por el Señor para su cena.
Conclusión
Algunos hermanos argumentan una
observancia de la cena que respeta el propósito, los elementos, la duración, el
tiempo y la frecuencia, ignorando el lugar en el cual ha sido ubicada la observancia
de la cena del Señor. Es más, hay quienes simplemente afirman que la cena, en
sí, ha sido autorizada de forma genérica, y que los ejemplos no son vinculantes
para nosotros hoy.
Si abandonamos el patrón específico de
Cristo para su cena, ¿qué impedirá que abandonemos su patrón respecto a la
naturaleza y obra de la iglesia local?