¿En qué sentido juzgaremos “a los ángeles”?



Por Josué Hernández


En detrimento de su orgullo intelectual, los vanidosos corintios ignoraban, y simplemente, no sabían. Y señalando su falta, seis veces el apóstol Pablo, en 1 Corintios 6, les escribió “no sabéis” o “ignoráis” (6:2,3,9,15,16,19).

Los griegos tenían una afición por el debate público y el litigio, y al parecer, esta influencia se infiltró en la iglesia en Corinto. La iglesia falló en solucionar sus problemas internos, y acudieron a los jueces paganos: “¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?” (1 Cor. 6:1).

El comportamiento engreído de los corintios pasaba por alto su responsabilidad de juzgar al mundo y a los ángeles: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” (1 Cor. 6:2,3).  

El sentido de 1 Corintios 6:2,3, en nuestra opinión, es el mismo que se transmite en Hebreos 11:7, en el que se dice que Noé “condenó (gr. "katakrino") al mundo”. Es decir, por su obediente ejemplo, Noé se puso en contraste con el mundo desobediente, por lo tanto, efectivamente condenó a esas personas.

A este estudiante de las Escrituras le parece que de la misma manera el apóstol Pablo señala que aquellos que permanecen fieles a Cristo, por su precedente, condenarán a los ángeles malvados que no mantuvieron su integridad (cf. Mat. 25:41; 2 Ped. 2:4; Jud. 6), como a todo el mundo impío. 

La aplicación de Pablo es esta: Si la iglesia será empleada por Dios para “juzgar” a una escala tan grande, seguramente los cristianos deben juzgar sabiamente, y solucionar sus problemas locales, en lugar de permitir que de tales disensiones estropeen la influencia de la iglesia en la sociedad.