Sabemos que la iglesia en su
sentido local se congrega (Hech. 14:27), y esto es algo muy obvio, pues una de
sus características básicas es reunirse en algún lugar (1 Cor. 14:23), y se
reúne según el acuerdo que tiene como iglesia, porque ella es en esencia un
acuerdo (Hech. 2:42; 9:28; 11:26; 13:1), ya sea que se reúna en una casa (Rom.
16:5; Flm. 1:2) o en un local propio. Sabemos que el edificio, o casa,
donde la iglesia se reúne no hace que sea una iglesia local, sino el acuerdo
solemne que tiene de serlo (Hech. 2:42; 1 Cor. 12:27; 1 Tes. 5:14; 3:6). El
edificio es una conveniencia como lo es la pila bautismal o el púlpito. La iglesia en su sentido local es
un grupo de cristianos organizados para hacer la obra del Señor como columna y
baluarte de la verdad (1 Tim. 3:15). Este grupo definido se reúne en un lugar (Hech.
2:42,46; 1 Cor. 11:18; 14:23) y tiene una tesorería (1 Cor. 16:2) y evangeliza
(Hech. 13:3; 14:27) y socorre a los necesitados (Hech. 11:29) y se edifica (1
Cor. 14:26; Ef. 4:12). Pablo dijo a lo corintios “Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Cor.
12:27), porque, en esencia, y comparada a la naturaleza del cuerpo humano, una
iglesia de Cristo local es “cuerpo de Cristo” (texto griego). Así también,
aprendemos que una iglesia local es un rebaño (1 Ped. 5:1,2; Hech. 20:28), un
colectivo divino (1 Tim. 3:15; 2 Tim. 2:20), un acuerdo mutuo (Hech. 2:42;
9:26; 5:11,13), una labranza de Dios y edificio de Dios (1 Cor. 3:9). No es extraño, por lo tanto, que
en el primer siglo las iglesias de Cristo fuesen grupos autónomos definidos: “Os
saludan todas las iglesias de Cristo” (Rom. 16:16). Por ejemplo, Febe era
miembro de la iglesia del Señor en Cencrea cuando estaba en Roma (Rom. 16:1), y
Epafrodito era miembro de la congregación en Filipos mientras estaba en Roma
visitando a Pablo (Fil. 2:25). Aprendemos que el plan de Dios es
que todo cristiano sea miembro de una iglesia de Cristo. Lucas nos informa del
esfuerzo de Saulo para adherirse, pegarse, a los discípulos en Jerusalén, es
decir, poner su membresía en esta iglesia, “Cuando llegó a Jerusalén, trataba
de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese
discípulo” (Hech. 9:26).
No toda “iglesia”
es una “iglesia local”
El sustantivo “iglesia” (gr.
“ekklesia”) significa asamblea, concurrencia. Pero no toda concurrencia es una
iglesia local. Por ejemplo, la iglesia universal (Mat. 16:18) no es
una iglesia local (Fil. 1:1), como tampoco una concurrencia confusa (Hech.
19:32) o la congregación en el desierto (Hech. 7:38) son una iglesia de Cristo
en su sentido local como revelado en el Nuevo Testamento. El sustantivo “iglesia”
es correctamente definido por su contexto, sin el contexto no entendemos la acepción
de la palabra. Lo mismo sucede con “bautismo”. Leemos
acerca del bautismo de Juan (Hech. 19:14), el bautismo en el Espíritu Santo
(Hech. 1:5), el bautismo en sufrimiento (Mat. 20:22), el bautismo en fuego
(Mat. 3:11), el bautismo de vasos y jarros (Mar. 7:4), y el “un bautismo” que
Cristo mandó (Mat. 28:19; Mar. 16:16; Ef. 4:5; 1 Ped. 3:21). Lo mismo sucede con copa (cf.
Mat. 26:27,42), carne (1 Cor. 8:13; 2 Cor. 12:7; Gal. 5:19), cabeza (1 Cor.
11:3,10,13), etc. Y el punto es sencillo, toda palabra requiere de su contexto
para ser entendido el sentido de su uso. En fin, no toda “iglesia”, en el
sentido ordinario de la palabra, es una “iglesia en el sentido local”. Por
ejemplo, los “dos o tres reunidos en mi nombre” de Mateo 18:20 no están reunidos
para partir el pan (Hech. 20:7), sino para orar (Mat. 18:19). El pasaje no dice
que son una iglesia en sentido local. Ahora bien, dos o tres cristianos pueden
ser una iglesia local si acuerdan serlo, y trabajan como iglesia, pero son otros los pasajes que así lo
enseñan. En cuanto al “partir el pan”
(Hech. 20:7), y usando nuestro mejor entendimiento, aprendemos que la iglesia
local reunida es el ambiente, o lugar, donde el Señor autoriza la observancia
de su cena (cf. Hech. 2:42; 20:7), por tal razón, Pablo dijo a los corintios, “cuando
os reunís como iglesia… cuando os reunís… cuando os reunáis para comer,
esperaos unos a otros” (1 Cor. 11:18,20,33). Alguno podría afirmar que una
familia reunida en una casa es una iglesia, porque es un grupo congregado o
reunido. Sí, por definición radical, toda congregación o concurrencia es una
iglesia. Gente en el estadio puede definirse como iglesia. Sin embargo, se
requiere más que reunirse para ser una iglesia en el sentido local. Si los
cristianos están organizados como iglesia local ciertamente son una iglesia del
Señor, sin importar donde logren congregarse (Rom. 16:5,14,15; Fil. 1:2). Pero
si no están organizados como iglesia local y por miedo del Covid-19 se reúnen aparte, ¿cómo
podrían reconocerse como una iglesia en su sentido local?