Amonestaciones contra la pereza



Por Josué Hernández

 
La hormiga se menciona solo dos veces en la Biblia, en el libro Proverbios, 6:6 y 30:25, y en ambas ocasiones en señalada por el sabio como un ejemplo para todos, y como elemento de amonestación al perezoso. Debido a que la creación no es un fin en sí, sino un medio de Dios para predicarnos un sermón (cf. Mat. 6:26,28; Hech. 14:15-17; Rom. 1:20), no es extraño que seamos llamados a prestar atención a las lecciones que las hormigas enseñan al perezoso.
 
“Ve, mira la hormiga, perezoso, observa sus caminos, y sé sabio. La cual sin tener jefe, ni oficial ni señor, prepara en el verano su alimento, y recoge en la cosecha su sustento” (Prov. 6:6-8, LBLA)
 
“La hormiga es un ejemplo de actividad, diligencia y planificación (Prov. 6:7,8) y sirve de reprensión a un perezoso (un holgazán que carece de dominio propio). La sabiduría envía al perezoso a aprender de una hormiga” (J. MacArthur).
 
“La hormiga es una lección objetiva para nosotros, corriendo de acá para allá, sin detenerse un instante, y a veces transportando cargas gigantescas. Sus logros son grandes, aunque no tiene beneficios de ningún jefe, capataz o superintendente. Cuando observamos un hormiguero lleno de hormigas, éstas parecen moverse como locas en todas direcciones, pero su actividad tiene propósito y dirección, aun cuando aparentemente no existe cadena de comando” (W. MacDonald).
 
“la hormiga, es una criatura notable para la previsión, la industria y la economía. En las estaciones adecuadas, recogen su comida... Ningún insecto es más laborioso, ni siquiera la abeja misma; y nadie tiene más cariño ni más cuidado con sus crías que la hormiga. Cuando las crías estén en su estado de larva, en el que parecen un pequeño grano de arroz, las sacarán de sus nidos y las pondrán cerca de los agujeros, para que se beneficien del sol; y al acercarse la lluvia, las retirarán con cuidado para depositarlas en el nido, mientras que el agujero o entrada cubrirán con un trozo de piedra o teja fina, para evitar que entre la humedad” (Adam Clarke).
 
“El punto de comparación con la hormiga no es tanto la previsión del insecto como su incansable actividad durante la temporada señalada, reprendiendo la inacción del hombre en una crisis especial (Prov. 6:4)” (Albert Barnes).
 
El perezoso es descrito como uno que tiene una triste afición, la cual es, dormir demasiado (Prov. 6:9; cf. 26:14), y cayendo en el engaño de postergar sus responsabilidades, poco a poco las evita, para relajarse en el presente: “Un poco de dormir, un poco de dormitar, un poco de cruzar las manos para descansar” (Prov. 6:10, LBLA).
 
Para el perezoso es solo “un poco”, en otras palabras, no es asunto grave. La frase “un poco” se reitera tres veces, indicando el argumento que repite el flojo para evitar su responsabilidad presente.
 
Si es raro que el perezoso comience algo, más extraño aún será que lo termine: “El indolente no asa su presa, pero la posesión más preciosa del hombre es la diligencia” (Prov. 12:27, LBLA). El perezoso siempre tendrá razones para evitar sus responsabilidades (22:13), y se destacará en una cosa, la cual es, el esfuerzo por racionalizar su flojera, en otras palabras, justificar su pereza con argumentos de los cuales él se ha convencido (26:16). El perezoso sufrirá, retenido por las cuerdas consecuencias de su pecado (Prov. 6:11; cf. 5:22).
 
El perezoso es un hombre común y corriente, que se destaca por aplazar sus responsabilidades con denegaciones y excusas. Y de una manera imperceptible, poco a poco, es superado por su holgazanería.
 
Tal vez, necesitemos detenernos y mirar a las hormigas, y examinarnos a nosotros mismos (2 Cor. 13:5) si hay responsabilidades presentes que estamos evitando, aplazándolas, en el engaño de la pereza.

 
 “no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Rom. 12:11, LBLA).