Cómo perder su alma

 


Por Josué Hernández

 
El alma tiene inmenso valor. Cristo dijo: “Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?” (cf. Mat. 16:26, LBLA).
 
Muchos no consideran su alma. No podemos cuidar y preservar aquello que menospreciamos. La sola posibilidad de perder el alma es una aterradora realidad, y hay varias formas de que semejante tragedia ocurra.
 
Haga lo que quiera en religión
 
Es decir, elija la iglesia de su elección (cf. Mat. 15:13; Hech. 20:28) y siga su conciencia (Hech. 26:9-11) o, simplemente, confórmese con una vida religiosa que disimula la desobediencia (cf. Mat. 7:21-23; 2 Tim. 1:13; Col. 3:17).
 
Enfóquese en cosas materiales
 
Persiga el dinero como un fin en sí. Viva para consumir (cf. Mat. 16:26; Mar. 4:18,19; Luc. 12:16-21), y desobedezca el consejo de Cristo, quien dijo: “No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mat. 6:19-21, LBLA).
 
Sea negligente
 
Corra como a la ventura y sin dominio propio (cf. 1 Cor. 9:24-27; Fil. 3:14). Desarrolle un corazón malo de incredulidad (cf. Heb. 3:12; 4:2). Desobedezca el consejo de Pedro, “Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1 Ped. 5:8, LBLA).
 
Dependa de otros
 
No trabaje por su propia salvación (cf. Hech. 2:41; Fil. 2:12; 2 Cor. 5:10), y dependa del predicador (cf. Hech. 17:11; 1 Tes. 5:21), de la iglesia (cf. Hech. 20:32), y/o la familia (Ez. 18:20).
 
Conclusión
 
A pesar de nuestros pecados (Rom. 5:8) Dios ha extendido su gracia para salvarnos (Tito 2:11). Que nada se interponga en nuestro camino a la salvación eterna. Si perdemos nuestra alma, lo perdemos todo.