La tragedia del divorcio

 


Por Josué Hernández

 
Hay muchas causas para los conflictos familiares, y “razones” para divorciarse en la actualidad, pero Dios aborrece el divorcio (cf. Mal. 2:16; Mat. 19:6). Sin embargo, recordemos, Dios aborrece, y luego, prohíbe, todo lo que nos hace daño. Sus mandamientos no son gravosos (1 Jn. 5:3). Dios quiere darnos vida en abundancia (Jn. 10:10). Dios quiere llenarnos de gozo y paz en el creer (Rom. 15:13).
 
Dios es glorificado cuando le obedecemos (cf. Mat. 5:16; Rom. 4:20; 15:4-6), además, podemos disfrutar verdaderamente de la vida que él nos da.
 
Los efectos del divorcio en los niños
 
Mentalmente
 
Los adolescentes en familias monoparentales y en familias mixtas tienen 3 veces más probabilidades de necesitar ayuda psicológica (Peter Hill Recent Advances in Selected Aspects of Adolescent Development Journal of Child Psychology and Psychiatry 1993).

En comparación con los niños de hogares afectados por la muerte, los niños de hogares divorciados tienen más problemas psicológicos (Robert E. Emery, Marriage, Divorce and Children's Adjustment Sage Publications, 1988).

Un estudio de niños, seis años después de la ruptura del matrimonio de sus padres, reveló que incluso después de todo ese tiempo, estos niños tendían a estar solos, infelices, ansiosos e inseguros (Wallerstein, The Long-Term Effects of Divorce on Children - Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 1991).
 
Socialmente
 
Los hijos de padres divorciados, especialmente los varones, tienden a ser más agresivos hacia los demás que aquellos niños cuyos padres no se han divorciado (Emery, Marriage, Divorce and Children's Adjustment, 1988).

Los hijos de divorciados tienen 4 veces más probabilidades de presentar problemas con sus compañeros y amigos que los niños cuyos padres se mantienen en su matrimonio (Tysse, Burnett, Moral Dilemmas of Early Adolescents of Divorced and Intact Families. Journal of Early Adolescence 1993).

El 70% de los reclusos en prisión crecieron en hogares rotos (Horn, Bush, Fathers, Marriage and Welfare Reform).
 
Académicamente
 
Los estudios realizados a principios de la década de 1980 mostraron que los niños en repetidos divorcios obtuvieron calificaciones más bajas y sus compañeros los calificaron como menos sociables (Andrew J. Cherlin, Marriage, Divorce, Remarriage Harvard University Press 1981).

Los hijos de padres divorciados tienen aproximadamente 2 veces más probabilidades de abandonar sus estudios, en comparación a sus compañeros beneficiados por padres unidos en matrimonio (McLanahan, Sandefur, Growing Up With a Single Parent: What Hurts, What Helps - Harvard University Press 1994).
 
Físicamente
 
Los niños que viven con ambos padres son entre un 20% a un 35% más saludables físicamente que los niños de hogares rotos (Dawson, Family Structure and Children's Health and Well-being - Journal of Marriage and the Family).

Después del divorcio, los niños tienen un 50% más de probabilidades de desarrollar problemas de salud en comparación a las familias biparentales (Angel, Worobey, Single Motherhood and Children's Health).

Los hijos de padres divorciados corren un mayor riesgo de sufrir lesiones, asma, dolores de cabeza y dificultades en el habla, en comparación a los niños con padres unidos en matrimonio (Dawson, Family Structure and Children's Health and Well Being - National Health Interview Survey on Child Health, Journal of Marriage and the Family).

La mayoría de las víctimas de abuso de menores provienen de padres solteros o son hijos de padres involucrados en las drogas (Los Angeles Times 16 September 1985 The Garbage Generation).

Un niño en un hogar encabezado por una mujer tiene 10 veces más probabilidades de ser golpeado o asesinado (The Legal Beagle, July 1984, from The Garbage Generation).

Las personas que provienen de hogares rotos tienen casi el doble de probabilidades de intentar suicidarse que los que no proceden de hogares destruidos (Velez-Cohen, Suicidal Behavior and Ideation in a Community Sample of Children Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 1988).
 
Espiritualmente
 
El culto religioso, que se ha relacionado a una mejor salud, matrimonios más largos, y una mejor vida familiar, cae después del divorcio (Patrick Fagan, Ph.D. and Robert Rector, The Effects Of Divorce In America, June 2000).

Muchos jóvenes de padres divorciados experimentan una pérdida de confianza que afecta su fe en Dios, lo que los convierte en menos religiosos que los jóvenes de familias unidas (Elizabeth Marquardt of the Institute for American Values and Professor Norval Glenn of the University of Texas, Between Two Worlds: The Inner Lives of Children of Divorce).

Los hijos de padres divorciados son mucho menos propensos a admitir que sus padres les enseñaron a orar y que oraron con ellos (Elizabeth Marquardt of the Institute for American Values and Professor Norval Glenn of the University of Texas, Between Two Worlds: The Inner Lives of Children of Divorce).
 
Incluso, existe el “efecto durmiente”, en el que los hijos ya adultos tienen un resurgimiento de la ansiedad, el miedo, la culpa, y la ira, que habían reprimido durante muchos años por el divorcio de sus padres.
 
Los efectos del divorcio en los cónyuges
 
Mentalmente
 
Tanto los hombres como las mujeres sufren un deterioro de la salud mental después del divorcio, pero los investigadores han documentado que las mujeres son más afectadas (Nadine F. Marks and James D. Lambert, "Marital Status Continuity and Change among Young and Midlife Adults: Longitudinal Effects on Psychological Well-being," Journal of Family Issues 19, 1998).

Un estudio señaló que aquellos que no estaban contentos, pero permanecían casados, tenían más probabilidades de ser felices, incluso, cinco años después que aquellos que se han divorciado (Linda Waite and Maggie Gallagher, The Case for Marriage (New York: Doubleday, 2000).
 
Físicamente
 
La esperanza de vida de los hombres y mujeres divorciados es significativamente más baja que la esperanza de vida de las personas casadas (Robert Coombs, "Marital Status and Personal Well-Being: A Literature Review," 1991).

Las consecuencias para la salud por el divorcio son tan graves que un investigador de Yale concluyó que estar divorciado y ser un no-fumador es solo un poco menos peligroso que fumar un paquete de cigarrillos al día y permanecer casado (Harold J. Morowitz, "Hiding in the Hammond Report," 1975).

Después de un diagnóstico de cáncer, es más probable que las personas casadas se recuperen, mientras que los divorciados tienen menos probabilidades de recuperarse, indicando que el trauma emocional por el divorcio tiene un plazo largo de impacto en la salud física (James S. Goodwin, William C. Hunt, Charles R. Key and Jonathan M. Sarmet, "The Effect of Marital Status on Stage, Treatment, and Survival of Cancer Patients," Journal of the American Medical Association 258, 1987).
 
Financieramente
 
Las familias con hijos, que no eran pobres antes del divorcio, ven caer sus ingresos hasta en un 50% luego del divorcio. Casi el 50% de los padres con hijos que están en el proceso de divorcio, llegan a ser pobres después del divorcio (Patrick Fagan, Ph.D. and Robert Rector, The Effects Of Divorce In America, June 2000).

Los estudios muestran que las mujeres que se divorcian enfrentan aproximadamente un 30% de disminución en el nivel de vida que disfrutaban en el matrimonio (Pamela J. Smock, "The Economic Costs of Marital Disruption for Young Women over the Past Two Decades." Demography 30, 1993).
 
Dios tiene la razón
 
Jesús enseñó que sólo hay una causa para repudiar sin pecar (Mat. 19:9), y que el repudio y el nuevo matrimonio, por cualquier causa, resultan en adulterio (Mat. 19:9). Además, Jesucristo enseñó que aquellos que se divorcian de sus cónyuges por una razón distinta a la fornicación, hacen que su cónyuge cometa adulterio (Mat. 5:32).
 
Los fornicarios y adúlteros no heredarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9-11; Gal. 5:19-21; Heb. 13:4).
 
Conclusión
 
Nuestro propósito no es golpear con esta información a los que experimentaron los efectos del divorcio. Necesitan nuestra comprensión y ayuda. Hay lesiones y heridas profundas que, tal vez, todavía permanecen en sus corazones.
 
Nuestra oración es que esta lección sirva como advertencia. Que entendamos que el divorcio es un acto violento que golpea muy fuerte y lesiona a los involucrados. Necesitamos recibir, y luego, enseñar lo que Dios ha dicho, mientras nuestra generación sigue sufriendo las consecuencias del divorcio.