Los deberes de los hijos


Por Josué Hernández

 
La familia es tan importante para Dios que tres de los diez mandamientos aluden directamente a la familia: 5° mandamiento: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Ex. 20:12). 7° mandamiento: “No cometerás adulterio” (Ex. 20:14). 10° mandamiento: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Ex. 20:17).
 
“La salvación de la sociedad está en la familia y la reconstrucción de las virtudes familiares, la patria potestad y la obediencia filial. La familia es el núcleo de toda la sociedad. No se puede tener un Estado próspero a menos que la familia esté sana. No se puede tener una iglesia eficaz a menos que la familia sea sólida... La familia es la célula orgánica a partir de la cual se construyen todas las sociedades humanas” (James M. Gillis).
 
“Los hijos necesitan de dirección. No conviene en ninguna manera que se dejen solos para dirigirse por ellos mismos. No tienen la capacidad para ello; les faltan el entendimiento y la experiencia. La lección más básica que deben aprender todos los niños es la obediencia, la sujeción a sus padres” (W. Partain).
 
Obedecer a sus padres
 
“obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo” (Ef. 6:1). Jesús se sujetó a sus padres, dejando un evidente ejemplo (Luc. 2:51). En cambio, la rebelión es tan mala como la brujería o la idolatría (1 Sam. 15:23).
 
“Hay tres anillos concéntricos que describen las situaciones en las que todas las personas deben aprender la disciplina y la obediencia, siendo estas el hogar, la escuela y la sociedad. Si uno no aprende la obediencia en casa, se convierte en un alborotador en la escuela; y de ahí pronto se gradúa en el juzgado de policía. Muchos de los dolores del mundo podrían evitarse si se enseñara a todos los niños a obedecer a sus padres” (J. B. Coffman).
 
“en el Señor”. La frase comunica la idea “en conexión con quien es el Señor”, “conforme a lo que el Señor autoriza”, “de acuerdo con lo que el Señor ha mandado”. La frase nunca significa “siempre que sea cristiano”. En consideración de aquello, el hijo cristiano debe obedecer a su padre inconverso “en el Señor”.
 
“esto es justo”. Es un designio perfecto del Señor. “Es un principio básico erigido en la misma estructura de la vida familiar que los inmaduros, impulsivos e inexpertos deben someterse a la autoridad de los padres, que son mayores y más sabios” (W. MacDonald).   
 
“obedeced a vuestros padres en todo, porque esto agrada al Señor” (Col. 3:20). “En todas las eras, las familias se han mantenido unidas en base de dos sencillos principios -autoridad y obediencia” (W. MacDonald). “Los hijos dóciles son los que más probablemente prosperen, como asimismo los hijos obedientes” (M. Henry).
 
“en todo” (cf. Col. 3:20). “Esto significa no sólo en esas cosas en que se esté de acuerdo, sino también en aquellas que de natural no sean gratas” (W. MacDonald).
 
“Los hijos cristianos que tienen padres inconversos se ven a menudo en una posición difícil. Quieren ser fieles al Señor, pero al mismo tiempo se encuentran con demandas que les hacen sus padres. En general, creemos que si honran a sus padres, Dios a su vez los honrará a ellos. En tanto que vivan en casa de sus padres, tienen una obligación muy concreta que llevar a cabo. Naturalmente, no deberían hacer nada contrario a las enseñanzas de Cristo, pero generalmente no se verán en este caso. A menudo se verán llevados a hacer cosas que les podrán parecer muy desagradables, pero en tanto que no sean claramente malas o pecaminosas, pueden decidir hacerlo como para el Señor. De esta manera podrán ser para buen testimonio ante sus padres y tratarán de ganarlos para el Señor” (Ibid.). 
 
“El único límite a la obediencia de un hijo es que los padres le exijan algo que sea contrario a la Palabra de Dios. Por ejemplo, algunos hijos actuarán contra los deseos de sus padres incluso por el mismo hecho de acudir a Cristo” (J. MacArthur).
 
“esto agrada al Señor” (Col. 3:20), “es decir, por el principio de la fe, y como discípulos en unión con el Señor” (Jamieson, Fausset, Brown). “Agrada al Señor porque es correcto; es razonable y normal. Los hijos necesitan de dirección. No conviene que se dejen para que se dirijan solos. No tienen la capacidad para ello; les faltan el entendimiento y la experiencia” (W. Partain).
 
Honrar a sus padres
 
“Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa” (Ef. 6:2,3). La idea de “honrar” es de tener en alta estima y consideración. “Mientras que Efesios 6:1 habla de acción, este versículo alude a la actitud porque Pablo se concentra en el motivo detrás de la acción” (J. MacArthur).
 
“para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Ef. 6:2,3). “Aunque la sumisión a los padres debería ser primero que todo por amor al Señor, Él en su gracia añadió la promesa de una bendición especial para los que obedecen este mandato” (J. MacArthur). “Esta promesa es tan cierta ahora como cuando se incluyó en el Decálogo. Miles de muertes prematuras y trágicas de jóvenes se evitarían, o podrían haberse evitado, por su simple obediencia a las instrucciones sagradas aquí. Los hijos desobedientes, arrogantes y negligentes, que se niegan a ser restringidos por los deseos de sus padres, es casi seguro que violarán la regla básica de supervivencia en la tierra” (J. B. Coffman).
 
Apoyar a sus padres
 
Jesús expuso la hipocresía de los fariseos (Mar. 7:6-13) indicando que el mandato de “honrar” a los padres involucraba el “cuidar” de los padres (Mar. 7:11,12). Por lo tanto, el deber de amar, respetar y cuidar a los padres nunca termina.
 
El apóstol Pablo escribió por el Espíritu: “Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios” (1 Tim. 5:4). “porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1 Tim. 5:8). “Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas” (1 Tim. 5:16). 
 
Conclusión
 
Los deberes de los hijos son claros. Bienaventurado el hogar y la sociedad donde los hijos cumplen con sus deberes.
 

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