Si hubiéramos estado ahí…

 
Por Josué Hernández

 
Si hubiéramos estado con Moisés, habríamos sido fieles. Si hubiéramos estado con Cristo, no lo habríamos abandonado. Si hubiéramos estado con los primeros cristianos, con gozo habríamos sufrido las persecuciones para seguir proclamando el evangelio.
 
“Si hubiéramos estado ahí…”, esta frase la repiten todas las generaciones. ¿A caso no es fácil decirlo? Si hubiéramos estado ahí, ¿estamos seguros de que seríamos fieles? ¿Estaríamos firmes por la verdad?
 
Si hubiéramos estado ahí, ¿nos habríamos opuesto al primer anciano que comenzó a presidir sobre una iglesia local? En aquel tiempo parecía una cosa pequeña, pero fue el comienzo del sistema papal. Sin duda alguna, los desconocidos soldados de la cruz que se opusieron a las innovaciones no pelearon en vano, sus nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.
 
Si hubiéramos estado ahí, ¿nos habríamos opuesto a la Sociedad Misionera y al uso de instrumentos musicales? Algunos lo hicieron, pero tuvieron que dejar el edificio de la iglesia, la estima popular, y comenzar de nuevo. ¡Lástima que no hallamos estado ahí para ayudarles!
 
Si hubiéramos estado ahí, ¿nos habríamos opuesto a las innovaciones que resultaron en la centralización y el institucionalismo de la actualidad? Una minoría de hermanos presentó batalla por la verdad, mientras una mayoría seguía las seductoras luces de la iglesia patrocinadora y los proyectos a nivel de hermandad. ¡Es una pena que no hallamos estado ahí, con ellos, firmes por la verdad!
 
Sin embargo, no estuvimos ahí. Estamos aquí. Y ahora hay batallas que pelear, y las batallas de hoy no son bonitas. No estamos en una situación diferente a la de las generaciones anteriores: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Ef. 6:12,13).


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