La música instrumental en la adoración



Por Josué Hernández

 
La forma en que debemos acercarnos a Dios en adoración ha sido determinada por él, no por nosotros. Desde los albores de la humanidad, Dios ha esperado que la gente se acerque a él en adoración tal como él lo ha prescrito. Un caso evidente de esto fue registrado por Moisés respecto a la ofrenda de Caín en contraste con la de Abel, “miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya” (Gen. 4:1-8). El autor a los hebreos nos informa que Abel actuó por fe, “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Heb. 11:4).
 
Los sacerdotes Nadab y Abiú fueron consumidos al ofrecer fuego extraño, el cual Dios no había ordenado (Lev. 10:1,2), y otros varios ejemplos del Antiguo Testamento destacan la insistencia de Dios en ser adorado conforme a su voluntad declarada por revelación, es decir, por su palabra (cf. 1 Rey. 12:25-13:6; 2 Rey. 17:16-18; Is. 29:13).
 
El Señor Jesús enseñó, “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Jn. 4:24). No basta, por lo tanto, la buena intención y la presencia física en el momento de la adoración. Dios ha de ser adorado conforme a su naturaleza, es decir, en espíritu, no conforme a la carne; y luego, aquí también aprendemos que Dios ha de ser adorado conforme a su verdad revelada, la cual no podrá ser sustituida por la sincera devoción de un desobediente. En otras palabras, la sinceridad y los buenos sentimientos no sustituyen la obediencia a la verdad respecto a la adoración aceptable.
 
El patrón de Dios para la adoración de la iglesia involucra el cantar, orar, predicar, comer la cena del Señor y el ofrendar monetariamente (Ef. 5:19; 1 Tim. 2:8; Hech. 20:7; 1 Cor. 11:23-29; 1 Cor. 16:2). A nosotros nos toca el adherirnos cuidadosamente al modelo revelado para la adoración cristiana aceptable (Col. 3:17). Si no, ¿en qué somos diferentes a Nadab y Abiú?
 
A medida que pasó el tiempo la mayoría fue demostrando su descontento con el sencillo orden de adoración a Dios, y gradualmente introdujeron innovaciones en el diseño de adoración revelada en el Nuevo Testamento. Entre las innovaciones de la sabiduría humana está la música de instrumentos mecánicos, innovación popular hoy, apreciada por muchos, pero sin asidero en la palabra de Cristo.
 
La palabra de Cristo nos manda a cantar, no a tocar (Col. 3:16; Ef. 5:19). Dios no mandó a los cristianos a que usaran instrumentos musicales en culto a Dios. En fin, el uso de instrumentos musicales para la adoración cristiana es de la sabiduría de los hombres, no de la sabiduría de Dios. Toda práctica religiosa es de una de dos fuentes posibles, o es de Dios o de los hombres (cf. Mat. 21:25).
 
Bajo el reinado de Ezequías el uso de instrumentos musicales florecía en el templo (2 Cron. 29:25-30), como también los holocaustos de animales en el templo. No conocemos alguno que se esfuerce por realizar ambas cosas hoy en día. Comúnmente la defensa del uso de instrumentos musicales en la adoración sólo aprueba un detalle de la ley de Moisés, pero no pretenden cumplir toda la ley. Sin embargo, aprobar siquiera una cosa de la ley mosaica obliga a practicar toda la ley (Gal. 3:10; 5:3).
 
El uso de pasajes del Antiguo Testamento, donde se aprobó el uso de instrumentos musicales para la adoración a Dios no aprueba el uso de aquellos mismos instrumentos para la adoración hoy en día. La razón es sencilla, la ley ha sido cambiada (Heb. 7:12), y vivimos bajo la ley de Cristo (1 Cor. 9:21; Jn. 12:48).
 
La historia exhibe que el uso de música instrumental en la adoración resultó de innovaciones humanas, específicamente, preferencias de hombres, no de la revelación de Dios en su palabra. Los eruditos, y muchos estudiantes de la Biblia, reconocen que el uso popular de instrumentos musicales por las diferentes iglesias del denominacionalismo es una invención reciente.
 
Edwin Dickinson, profesor del Oberlin College, afirmó: “En vista de las controversias sobre el uso de música instrumental en la adoración que han sido tan violentas en las iglesias protestantes británica y estadounidense, es una pregunta interesante si los cristianos primitivos empleaban instrumentos. Sabemos que los instrumentos desempeñaban una función importante en el servicio del templo hebreo y en las ceremonias de los griegos. En este punto, sin embargo, se hizo una ruptura con toda la práctica anterior, y aunque la lira y la flauta a veces eran empleadas por los conversos griegos, por regla general, se condenaba el uso de instrumentos en el culto”. (Historia de la música en la Iglesia occidental).
 
John Girardeau, profesor en el Seminario Teológico de Columbia, declaró: “Se ha probado así, mediante una apelación a los hechos históricos, que la iglesia, aunque cayendo cada vez más en la deserción de la verdad y en una corrupción de la práctica apostólica, no tenía música instrumental durante mil doscientos años; y, que la Iglesia Calvinista Reformada la expulsó de sus servicios como un elemento del Papado, incluso, la Iglesia de Inglaterra estuvo muy cerca de quitarla de su adoración. El argumento histórico, por lo tanto, se combina para levantar una protesta solemne y poderosa contra su empleo... Es una herejía en la esfera del culto”. (Música instrumental en el culto público de la Iglesia).
 
Juan Calvino afirmaba: “Los instrumentos musicales para celebrar las alabanzas de Dios no serían más adecuados que la quema de incienso, el encendido de lámparas, y la restauración de las otras sombras de la ley. Los papistas, por lo tanto, han locamente tomado prestado esto, así como muchas otras cosas, de los judíos. Los hombres a los que les gusta la pompa exterior pueden deleitarse con ese ruido; pero la sencillez que Dios nos recomienda por medio del apóstol le agrada mucho más” (Comentarios de Calvino).
 
Juan Wesley decía: “No tengo ninguna objeción a los instrumentos de música en nuestras capillas, siempre que no se oigan ni se vean” (citado en el Comentario de Adam Clarke).
 
Eminentes historiadores, y comentaristas de la Biblia, admiten en total concordia que el uso de música instrumental en la adoración fue agregado por los hombres mucho después de los días del Nuevo Testamento. Es más, los propios fundadores y líderes religiosos de los movimientos que ahora usan música instrumental la rechazaron como un elemento del “papado”, ya que fue aprobada por el papado católico romano en el siglo VII.
 
Sin duda alguna, fueron los hombres quienes presentaron, aprobaron, y avanzaron el uso de instrumentos musicales en la adoración, no Jesucristo el Señor.
 
Llamamos a todos a volverse de las prácticas humanas a la pureza y sencillez de la adoración que agrada a Dios. La razón es sencilla, el uso de instrumentos musicales en la adoración honra la sabiduría humana, entretiene la carne, y divierte a las emociones, pero no resulta en la exaltación de Dios quien es Espíritu (Jn. 4:24).
 
Cristo dijo: “¡Hipócritas!  ¡admirablemente profetizo de vosotros Isaías, diciendo: Este pueblo con los labios me honra; pero su corazón lejos está de mí; mas en vano me rinden culto, enseñando doctrinas que son preceptos de los hombres!” (Mat. 15:7-9, VM).