El caminar del cristiano ha de
ser uno de sabiduría: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios
sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por
tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”
(Ef. 5:15-17). El tiempo es fugaz y los días son
malos, por lo tanto, necesitamos sabiduría para hacer el mejor uso posible de
nuestro tiempo, mientras contemplamos con estupor como demasiadas personas
pierden su tiempo y su vida por falta de sabiduría. Dios nos ha dado su palabra, la
Biblia, para equiparnos para toda buena obra (2 Tim. 3:16,17). Mediante su
palabra, Dios nos brinda todos los consejos que necesitamos para el diario
vivir. De hecho, muchos de estos consejos de Dios están en el libro Proverbios. “Ningún hombre puede llegar a ser
verdaderamente sabio, si no comienza con Dios, la fuente de la sabiduría; y
aquel cuya mente está influenciada por el temor y el amor de Dios, aprenderá
más en un mes que otros en un año” (Adam Clarke). Sin duda alguna, el libro
Proverbios es una fuente de gran sabiduría, y queremos animar a todos a beber
de esta fuente en sus esfuerzos por andar sabiamente.
El propósito del
libro Proverbios
El propósito general del libro es
declarado en los primeros seis versículos (Prov. 1:1-6). Brevemente, leemos que
Proverbios ha sido compuesto para darnos sabiduría (v.2), para ayudar al simple
y al joven (v.4), para ayudar, incluso, al sabio (v.5), y para que el lector
cuidadoso aprenda a reconocer y entender el lenguaje figurado (v.6). En fin, Dios
ha preservado este libro para darnos una cosa: Sabiduría.
La definición de sabiduría
“La sabiduría es la percepción
sobre las causas subyacentes y la importancia o consecuencia de las cosas,
percepción que le permite a uno aplicar de la mejor manera el conocimiento que
tiene” (Homer Hailey). “…es la ciencia divina mediante la cual los hombres
pueden discernir su mejor fin y saber cómo perseguirlo por los medios más
adecuados” (Adam Clarke). “es la capacidad de utilizar el conocimiento
correctamente” (J. V. McGee). “es el conocimiento y la capacidad (habilidad) de
tomar las decisiones correctas en el momento oportuno” (Vine). “Para el pensamiento hebreo, la
sabiduría no era un simple conocimiento, sino la aptitud para vivir una vida
piadosa como Dios quiere que el hombre la viva (cf. Deut. 4:5-8)” (J. F.
MacArthur). Una ilustración: Su jefe, esposa,
o hermano en Cristo, le contesta mal, y ahora, usted podría reaccionar de
diferentes formas. Podría replicar de la misma manera. Podría no hacer nada, y
comenzar el chisme. Podría reaccionar con una respuesta suave y amable: “La
blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”
(Prov. 15:1). La sabiduría es aquella percepción que ayuda a decidir qué es lo
mejor que podrías hacer en semejante caso.
El valor de la
sabiduría
Los primeros nueve capítulos del
libro Proverbios son en realidad discursos que ensalzan el valor e importancia
de la sabiduría. La virtud de la sabiduría se contempla en la vida próspera que
puede producir (Prov. 3:13-18). El valor de la sabiduría también
se encuentra en protegernos contra muchas trampas dispersas por ahí (Prov.
3:21-26), por ejemplo: El compañerismo malvado (1:10-19). La mujer inmoral
(5:1-14). La pereza (6:6-11). La ira (16:32). El chisme (20:19). La mentira (6:16-19).
La deuda (22:7). El despilfarro (21:20). La glotonería (23:2,20,21; 25:16,28)
El valor del libro
Proverbios
La sabiduría se obtiene
normalmente a través de una de dos fuentes: A través de años de “ensayo y
error” (el camino de la mayoría), o a través de la experiencia de otros (un
camino mejor). No obstante, la forma superior de
ganar sabiduría es aprender de la Biblia. Por lo tanto, en lugar de años de
ensayo y error, debemos ir directamente a la revelación de Dios en su palabra
(cf. Sal. 19:7).
Conclusión
Tenemos un tesoro de sabiduría
esperándonos en el libro Proverbios. Ahora bien, si reconocemos su valor, ¿cuál
ha de ser nuestra reacción? Ciertamente, la reacción determina la estima que le
hemos dado a este mensaje de Dios. Por supuesto, ninguna discusión sobre
la sabiduría puede estar completa sin aprender de Jesucristo. Él dijo: “La
reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará;
porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y
he aquí más que Salomón en este lugar” (Mat. 12:42). El apóstol Pablo declaró: “Mas
por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Cor. 1:30). “en quien
están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col.
2:3). Sin Jesucristo en nuestras vidas
no hay manera de que seamos sabios: “Como admitirá cualquier abogado, ¡No hay
conocimiento tan importante como saber dónde encontrarlo! La verdadera
sabiduría radica en el reconocimiento de Aquel que es el único Consejero, Dios
fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz, incluso el mismo Salvador bendito. La
Biblia es el lugar de los buenos consejos…” (J. B. Coffman).