Por Josué Hernández
Implicaciones de la ilustración
Jesús les dio a sus apóstoles la “estructura” por la
cual sus bendiciones serían dispensadas, a saber, la doctrina apostólica (Hech.
2:42; 1 Cor. 4:17; 11:2; 14:33-37).
A pesar de que Jesús dijo que sería inapropiado verter el
“vino nuevo” en los odres del Antiguo Testamento, algunos no han prestado
suficiente atención, y enseñan y practican ayunos ritualistas, segmentación
entre clero y laicos, música instrumental en la adoración, bautismo de
infantes, (basado en el rito de la circuncisión del Antiguo Testamento), etc.
Algunos, que no aprecian la naturaleza distintiva del
odre original, quieren que el “vino nuevo” sea reenvasado en sus propios odres,
tales como, tradiciones de antaño, la conciencia, la enseñanza de sus padres,
etc.
Algunos han puesto su propio vino en los odres de Jesús,
y, por lo tanto, creen en revelaciones modernas que los están guiando a una
nueva revelación. Si bien respetan el odre viejo, adoran su vino nuevo, lo cual
produce el llamado para actualizar la enseñanza y obra de la iglesia.
Algunos han puesto su propio vino en sus propios odres, y
creen que el Espíritu los guía para hacer cambios totales. Cambiar tanto el
mensaje, el vino, como la estructura que lo contiene, el patrón, la
organización. Esta actitud refleja el desprecio tanto del vino original de
Jesús como de los nuevos odres que el estipuló.
Muchos creen que simplemente podemos descartar el “vino”
y el “odre” de Jesús. Que podemos envasar su vino en nuestros odres. Que
podemos reemplazar su vino por el nuestro.
¿Nos atrevemos a creer que podemos mejorar lo que
Jesucristo ha dispuesto? El apóstol Pedro dijo que todas las cosas que
pertenecen a la vida y a la piedad y que nos han sido dadas por su divino poder
(1 Ped. 1:3), luego, ya tenemos la estructura que presenta y preserva esta
bendición (2 Tim. 4:13)?
Después de dos milenios, el vino nuevo de Jesús no se ha
estropeado, sigue tan nuevo respecto a lo antiguo, y se dispensa desde el odre
en el que se ha conservado.
En lugar de inventar nuestro propio vino y nuestros
propios odres, debemos buscar lo que nos dicen Jesús y sus apóstoles. Las
palabras de Jeremías son pertinentes: “Así dijo Jehová: Paraos en los caminos,
y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad
por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos”
(Jer. 6:16).
Extensiones de la ilustración
Conclusión