Acciones de caridad



Por Josué Hernández

 
En el capítulo 5 desde el versículo 21, encontrábamos a Jesús contrastando “la justicia del reino de los cielos” con aquello que los escribas y fariseos enseñaban. Al entrar en el capítulo 6, vemos a Jesús contrastando “la justicia del reino de los cielos” con aquello que los escribas y fariseos practicaban.
 
El capítulo 6 de Mateo trata sobre “la justicia del reino de los cielos” respecto a la relación del hombre con Dios, en la práctica de ciertos actos de justicia, y aprendemos que el usar como herramientas de promoción personal las prácticas piadosas enseñadas por Dios afecta nuestra relación con él.
 
El principio básico que rige los actos de justicia
 
El principio expresado: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres …” (Mat. 6:1,2, LBLA).  
 
Antes con continuar, revisaremos la definición de justicia, limosna e hipócrita. Luego, estudiaremos el principio mismo y su aplicación.
 
Justicia (gr. “dikaiosune”), “se halla en los dichos del Señor Jesús:
  • de todo aquello que es recto o justo en sí mismo, de todo lo que se conforma a la voluntad revelada de Dios (Mat. 5:6; 5:10; 5:20);
  • de todo aquello que ha sido señalado por Dios para que sea reconocido y obedecido por el hombre (Mat. 3:15; 21:32);
  • de la totalidad de las demandas de Dios (Mat. 6:33);
  • de los deberes religiosos (Mat. 6:1), distinguidos como el dar limosnas, el deber del hombre hacia su prójimo (Mat. 6:2-4), la oración, su deber para con Dios (Mat. 6:5-15), el ayuno, el deber del dominio propio (Mat. 6:16-18)” (W. E. Vine).
 
Limosna (gr. “eleemosune”):
  • “relacionado con eleemon, misericordioso; significa: misericordia, piedad, particularmente al dar limosna… el beneficio mismo, la limosna; el efecto por la causa” (W. E. Vine).
  • “Misericordia, compasión, especialmente como se exhibe en dar limosnas, caridad. La obra de beneficencia misma, una donación a los pobres, dádivas” (J. H. Thayer).
 
Hipócrita (gr. “jupokrites”): “Era costumbre entre los actores griegos y romanos hablar en grandes máscaras con dispositivos mecánicos para aumentar la potencia de la voz; de ahí este término vino a usarse para denotar a un engañador, un hipócrita. Se halla solo en los Evangelios Sinópticos, y siempre usado por el Señor; quince veces en Mateo” (Vine).
 
El principio explicado:
  • Todo acto de justicia debe quedar supeditado por el mandamiento expresado aquí.
  • No se prohíbe que los hombres nos vean haciendo lo bueno (Mat. 5:16), más bien, queda prohibido que hagamos lo bueno con un espíritu publicitario.
  • Es apropiado hacer lo bueno delante de los hombres cuando buscamos la gloria de Dios (Ef. 1:6,12,14).
  • Si decidimos ignorar este mandato de Cristo, seremos privados de las bendiciones de Dios (cf. Mt 6:2,4,5,6,16).
 
Este principio requerido por Jesús es ignorado cuando alguno:
  • Se vuelve como los hipócritas, que tocan trompeta y buscan el aplauso de los hombres.
  • Busca la recompensa de los hipócritas, el aplauso, olvidando la recompensa de nuestro Padre celestial.
 
El principio aplicado a los actos de caridad
 
Lo que no debemos hacer: “Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mat. 6:2-4, LBLA).
  • No usar la justicia del reino para promoción personal.
  • Evitar seguir la corriente de hipocresía religiosa general.
  • Los hipócritas tienen su recompensa, pero esta no es la recompensa de Dios, sino la que dan los hombres.
  • Los hipócritas han perdido la recompensa del Padre celestial, ahora, y en el futuro.
 
Lo que debemos hacer: “Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (Mat. 6:3,4, LBLA).
 
¿A qué se refiere Jesús al decir: “no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”? El siguiente comentario responde nuestra pregunta:
 
“Las dos manos casi siempre actúan al unísono. Juntas levantan, llevan, toman cosas. Están juntas en el trabajo y en el juego. Así que se pueden considerar como si se conocieran completamente. Cualquier cosa que una hace, la otra lo sabe. Por lo tanto, hablando simbólicamente que la mano izquierda no sepa lo que la derecha está haciendo, significa una falta total de conocimiento, una extrema ignorancia. Y puesto que las manos son parte de la misma persona, la expresión probablemente se refiera al hecho de que una persona debe guardar su contribución voluntaria como un secreto no solamente ante los demás, sino para sí mismo; esto es, debiera olvidarlo en vez de decir en su corazón: “¡Qué bueno soy!” Esta explicación recibe el apoyo de Mateo 25:37–39, donde los justos se representan como que están completamente desapercibidos de sus propios hechos benevolentes del pasado” (William Hendriksen).
 
Aquí tenemos una figura en la cual un acto de benevolencia se realiza procurando evitar no sólo el elogio de los demás, sino el elogio personal también, un acto que pasa desapercibido incluso a uno mismo, debido a la frecuencia y naturalidad con la cual lo realizamos.
 
Es importante indicar que Jesús no condena las donaciones públicas per se (cf. Hech. 2:44,45; 4:34-37). “El pasaje no debería ser comprendido como prohibiendo cualquier don que pudiese ser visto por otros, ya que es virtualmente imposible hacer que las propias contribuciones sean estrictamente anónimas. Simplemente, condena la abierta exhibición en el acto de dar” (W. MacDonald).
 
Reiteramos, lo que Jesús condena es el espíritu hipócrita de fingir piedad para obtener publicidad:
  • Cuando somos enseñado a dar “en secreto”, Jesús señaló que la benevolencia la hagamos pasar desapercibida a nosotros mismos: “Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto” (Mat. 6:3,4, LBLA).
  • En fin, al verdadero cristiano no le importa cuánto oyen los hombres de su benevolencia pública, ni lo poco que oyen de su benevolencia privada.
 
“y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará” (LBLA).
  • Esta recompensa comienza a disfrutarse en esta vida (cf. Sal, 41:1-3; 2 Cor. 9:9-11; 3 Jn. 1:3).
  • Sin duda, la recompensa final y definitiva será entregada por Dios mismo en aquel día (Ecles. 12:14; 2 Cor. 5:10; 1 Tim. 6:17-19).
 
Conclusión
 
La enseñanza de Cristo asume que sus discípulos se involucrarían en obras de caridad, y, por lo tanto, dirigió su enseñanza al espíritu y manera en que tales actos deben ser realizados.
¿Procuramos la publicidad cuando hacemos lo correcto, o procuramos sobre todas la gloria de Dios y el bien de las almas? Nuestra respuesta indica si somos, o no, verdaderos discípulos de Cristo.




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