Por Josué Hernández
En nuestra lección anterior
notamos las siguientes verdades sobre el cuerpo de Cristo. En primer lugar,
aprendimos que el cuerpo de Cristo tiene muchos miembros (1 Cor. 12:12,14,27).
Luego, señalamos que cada miembro tiene su determinada función en el cuerpo de
Cristo (1 Cor. 12:29,30; Rom. 12:4,6). Por último, enfatizamos que cada función
es crucial para el funcionamiento del cuerpo de Cristo (cf. Ef. 4:15,16; 1 Cor.
12:21,22;).
Nuestro
desafío involucra, en primer lugar, el conocer las diferentes formas en que los
miembros pueden servir en el cuerpo. En segundo lugar, debemos animar a los
miembros a desarrollar aquellas funciones que mejor se adaptan a sus
habilidades y oportunidades. En tercer lugar, debemos orientar a los miembros hacia
los espacios de servicio para cada cual.
En la presente lección queremos
enfocar diversas áreas de trabajo, y luego, las muchas oportunidades de
servicio que podemos ocupar según la actividad propia de cada cual: “…todo el
cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro…” (cf. Ef. 4:16).
El área de la
adoración pública
Esta área de servicio es una de
las más evidentes, más visibles, en las cuales podamos ocuparnos. Es fácil
estudiar sobre ella, y responsabilizar a otros. Sin embargo, antes de
considerar los espacios de servicio para cada cual, recordemos que se nos ha
ordenado la asistencia y puntualidad a las reuniones de la iglesia local, y no
sólo ello, también se han indicado las razones, “Y considerémonos unos a otros
para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos,
como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis
que aquel día se acerca” (Heb. 10:24,25; cf. Hech. 2:42,46).
Hay mandamientos que solo podemos
observar en el contexto de la iglesia local reunida, uno de ellos es la
observancia de la cena del Señor (Hech. 20:7; 1 Cor. 11:18-34). Hay diferencia
entre la cena del Señor, la cual es una conmemoración pública, y una cena
privada.
La entrega de la ofrenda
monetaria (1 Cor. 16:1,2) como cada cual propuso en su corazón (2 Cor. 9:6,7)
es otro de los mandamientos que solo podemos observar en el contexto de la
adoración pública.
Las reuniones de la iglesia no
son improvisadas. Pablo dijo, “Hágase todo para edificación” (1 Cor. 14:26), y
agregó, “pero hágase todo decentemente y con orden” (1 Cor. 14:40).
Procuraremos hacer todo conforme a un plan determinado en el cual espacios de
servicio necesitan ser ocupados por los idóneos para ello, es decir, miembros
aptos.
Algunos ejemplos de servicio en el
área de la adoración pública son los siguientes:
Los que dirigen:
- Anuncios.
- Invitaciones, exhortaciones.
- Oraciones.
- Cantos.
- Exposición bíblica, sermón.
- Ayuda con la cena del Señor.
- Ayuda con la ofrenda monetaria.
Otros roles importantes:
- El aseo general.
- El orden del mobiliario.
- La toma de asistencia.
- La portería y asistencia a problemas e inconvenientes que lleguen a suceder.
- La grabación del sermón o clase bíblica.
- La distribución de la grabación.
El área de la
edificación
La capacitación de los santos es
trabajo fundamental de la iglesia (Ef. 4:11-16), y gran parte de nuestra
edificación tiene lugar cuando nos reunimos, aunque también hay otras
instancias, por ejemplo:
- Reuniones en los hogares.
- Estudios privados.
- Boletín mensual.
Algunos ejemplos de servicio en
el área de la edificación son los siguientes:
Organizar e impartir clases para:
- Adultos.
- Jóvenes.
- Niños.
- Especiales para recién conversos, recién casados, hermanos que acaban de poner membresía, o que solicitaron un estudio particular.
El boletín mensual de la iglesia.
- Escribir los artículos.
- Escribir las noticias.
- Ayudar con el formato e impresión.
- Ayudar con la distribución.
Estudios en los hogares.
- Preparar y presentar los estudios.
- Ayudar con el cuidado de los niños para los estudiantes con niños pequeños.
El área de la
evangelización
Compartir las buenas nuevas de
Dios se remonta a “La gran comisión” que nuestro Señor Jesucristo encargó a sus
discípulos (Mat. 28:18-20; Mar. 16:15,16). Esta es una función importante de la
iglesia del Señor, la cual es “columna y baluarte de la verdad” (1 Tim. 3:15).
Cada miembro está ocupado en la
evangelización, “…anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas
a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora
sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero
ahora habéis alcanzado misericordia” (1 Ped. 2:9,10).
El apoyo a los predicadores del
evangelio es un privilegio para las congregaciones locales. privilegio mediante
el cual realizan una significativa obra de evangelización en el mundo (Fil.
1:3-5; 4:15,16; 1 Cor. 9:14; 2 Cor. 11:7-9).
Algunos
ejemplos de servicio en el área del evangelismo son los siguientes:
- Invitar a los familiares, amigos y vecinos a las reuniones públicas.
- Anotar los datos de los amigos que nos visitan.
- Saludar y visitar a los amigos que nos visitaron.
- Distribuir volantes, compartir mensajes bíblicos en las redes sociales.
- Ayudar con los bautismos.
- Salir a predicar en otras localidades y países.
- Apoyar a los predicadores del evangelio tanto individual (Gal. 6:6) como también colectivamente (cf. 1 Cor. 9:14; 2 Cor. 11:8,9).
Curso bíblico por
correspondencia:
- Componer el material.
- Arreglar el formato.
- Ayudar con la distribución.
- Ayudar con el seguimiento de los estudiantes.
Curso bíblico personalizado:
- Preparar y presentar los estudios.
- Ayudar con el cuidado de los niños para los estudiantes con niños pequeños.
El área de la
benevolencia
La iglesia primitiva se destacó
por su amor y apoyo los unos a los otros. En tiempos de necesidad hicieron
grandes esfuerzos por sus hermanos necesitados (Hech. 2:44,45; 4:32-35). Es
más, cuando se enteraron de la necesidad de sus hermanos en otros lugares,
respondieron con rapidez (Hech. 11:27-30; Rom. 15:25,26; 2 Cor. 8:1-5). Cada iglesia
local expresó generosa benevolencia limitada a los santos.
Debemos pensar en esto
detenidamente, la benevolencia por las iglesias del Señor se limitó a los
santos necesitados (cf. Hech. 11:29; Rom. 15:25-27; 1 Cor. 16:1; 2 Cor. 9:1,12);
y, en segundo lugar, se enseñó a los integrantes de cada familia a velar por
los suyos (1 Tim. 5:3-16). Luego, cada cristiano fue enseñado a expresar
generosamente benevolencia hacia todos, fuesen creyentes o no (cf. Gal. 6:10;
Sant. 1:27).
Algunos ejemplos de servicio personal
en el área de la benevolencia son los siguientes:
- Visitar y cuidar a los enfermos en el hospital.
- Visitar y cuidar a los enfermos en sus hogares.
- Llamar a los enfermos.
- Escribir a los enfermos.
- Socorrer y animar a los necesitados.
- Ayudar con la compra de medicina, y la compra de alimentos.
- Lavar, planchar y coser la ropa.
- Preparar la comida.
- Proporcionar refugio de emergencia.
- Proporcionar cuidado infantil de emergencia.
- Ayudar en los funerales.
Conclusión
La lista de espacios de servicio
es grande, especialmente cuando enumeramos cosas que van más allá del trabajo
mismo de la iglesia local como institución de Cristo.
Individualmente podemos hacer
mucho para conocernos mejor y aprender a llevarnos bien, por ejemplo, podemos organizar
actividades sociales y visitarnos los unos a los otros (cf. Hech. 2:46). Sin
embargo, recordemos, que no buscamos primeramente la diversión, sino el
servicio, “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley
de Cristo… Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe” (Gal. 6:2,10).
Como indicamos al principio, nuestro
desafío involucra, en primer lugar, el conocer las diferentes formas en que los
miembros pueden servir en el cuerpo. En segundo lugar, debemos animar a los
miembros a desarrollar aquellas funciones que mejor se adaptan a sus
habilidades y oportunidades. En tercer lugar, debemos orientar a los miembros
hacia los espacios de servicio para cada cual.
Que prestemos atención a la forma
en que estamos funcionando como miembros del cuerpo de Cristo en la expectativa
de su regreso por nosotros.
“Porque vosotros,
hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como
ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gal. 5:13).