Cava tu pozo antes de que tengas sed

 


Por Josué Hernández

 
El título de la presente lección proviene de un libro escrito por Harvey Mackay, libro en el cual se ilustra la importancia de la preparación y prevención para sobrevivir y triunfar.
 
La frase “cava tu pozo antes de que tengas sed” ilustra un hecho sumamente importante para cada uno de nosotros. No podemos esperar tener sed para comenzar a cavar un pozo. Si alguno lo hace morirá antes de lograr tomar el agua que necesita.  
 
Necesitamos entender la urgente necesidad de prepararnos para sobrevivir y triunfar. No esperaremos tener de sed para recién despertar a la necesidad de agua. No esperaremos tener sed para tomar medidas desesperadas. Debemos estar cavando nuestro pozo ahora.
 
La necesidad de un pozo.
 
Se acercan diversos problemas. El Señor Jesús advirtió de tales circunstancias, “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33). Así también, el apóstol Pablo advertía a los cristianos, “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hech. 14:22; cf. 2 Tim. 3:12).
 
No debemos sorprendernos, “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os estuviera aconteciendo” (1 Ped. 4:12, LBLA).
 
Debemos regocijarnos, “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Sant. 1:2-4, LBLA).
 
Siendo avisados de antemano por Dios acerca de las pruebas que vendrán, el consejo es “Cava tu pozo antes de que tengas sed”, es decir, prepárese ahora y no espere una solución desesperada o de último momento.
 
Se acerca el tiempo de tentación. La vida cristiana es un período de muchas tentaciones. Debido a nuestro adversario el diablo (1 Ped. 5:8). Debido a nuestros deseos naturales, normales (Sant. 1:14). Debido a deseos carnales que puedan ser despertados (Mar. 7:21-23; 1 Jn. 2:15-17).
 
Las tentaciones no deben ser tomadas a la ligera. Alguno podría endurecerse por “el engaño del pecado” (Heb. 3:12,13). Alguno podría apostatar en el tiempo de tentación, o ser ahogado por los afanes, las riquezas, y los placeres de la vida (Luc. 8:13,14). Una raíz de amargura podría contaminar a muchos (Heb. 12:15).
 
Siendo avisados de antemano por Dios acerca de las tentaciones que vendrán, el consejo es “Cava tu pozo antes de que tengas sed”, es decir, prepárese ahora y no espere una solución desesperada o de último momento.
 
Se acerca el juicio final. El mundo será juzgado en el tribunal de Cristo, y cada uno dará cuenta de sí, y cada uno recibirá según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo (cf. Hech. 17:30,31; Rom. 14:10-12; 2 Cor. 5:10).
 
El día del juicio es un día de salvación y condenación. Algunos oirán: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo…” (Mat. 25:34). Otros serán rechazados: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno que ha sido preparado para el diablo y sus ángeles…” (Mat. 25:41).
 
Siendo avisados de antemano por Dios acerca del juicio final, el consejo es “Cava tu pozo antes de que tengas sed”, es decir, prepárese ahora y no espere una solución desesperada o de último momento.
 
Excavando nuestro pozo
 
No podemos quedarnos con la buena intención, la buena idea, el buen deseo. Por lo tanto, debemos:
  • Llenarnos de esperanza (Rom. 5:1,2; 8:17; 12:12; 15:4,13; Tito 1:2; 1 Ped. 1:3-6,13).
  • Llenarnos de paz (Fil. 4:6-9; cf. Jn. 14:27; Rom. 15:13; 2 Cor. 13:11; Fil. 4:6,7).
  • Llenarnos de fuerza (Ef. 3:16; 6:10-18; Fil. 4:10-13; Col. 1:11).
  • Afianzar nuestra relación con Dios (cf. 1 Cor. 10:13; Rom. 8:28-39).
Si somos hijos de Dios:
  • Perseverar en oración (Mat. 6:13; 26:41; Col. 4:2; 1 Tes. 5:17; Heb. 4:14-16).
  • Absorber su palabra (Ef. 5:18,19; Col. 3:16).
  • Ocuparnos de nuestra salvación (Fil. 2:12; 2 Ped. 1:10,11; 3:17,18)
  • Arrepentirnos y confesar pecados (1 Jn. 1:9; 2:1; Sant. 5:16).
  • Afianzar nuestra relación como hermanos (2 Cor. 1:3-5; 1 Tes. 4:18; 5:11,14; Heb. 3:12-14; 6:10-12; 10:24,25; 13:1).
Si no somos de los hijos de Dios, debemos obedecer al evangelio (Mar. 16:15,16; Hech. 2:36-41), es decir, nacer de nuevo (Jn. 3:3-5; 1 Ped. 1:22-25) para ser “de la familia de Dios” (Ef. 2:19; cf. Heb. 3:16).
 
Conclusión
 
Así como en el tiempo de Isaac, cuando los pozos de su padre habían sido cubiertos por los filisteos (Gen. 26:15), los pozos de nuestro Padre celestial han sido cubiertos por nuestro enemigo, y necesitamos cavar los pozos y perseverar hasta conseguir el agua (cf. Gen. 26:18-22). Debemos trabajar por el agua de la vida (cf. Apoc. 22:16,17; cf. Jn. 4:13,14; 6:35; 7:37-39).

 
¿Estás cavando tu pozo antes de que tengas sed?