Por Josué
Hernández
El Anticristo
- No hay una persona específica denominada “el anticristo” en el Nuevo Testamento. Más bien, Juan declara que habían surgido “muchos anticristos”.
- La Biblia no enseña que el anticristo es un personaje siniestro que surgirá en el futuro. Hubo muchos anticristos en el primer siglo.
- Un análisis cuidadoso de las referencias de Juan al “anticristo” revela que el término es una designación general empleada para indicar un espíritu de incredulidad que se puede manifestar de varias maneras, tanto en el pasado como en el presente.
- Juan Crisóstomo creía que era Nerón resucitado.
- Algunas fuentes católicas sostuvieron que sería un sacerdote apóstata, o incluso el Papa.
- Los premilenaristas, y otros especuladores modernos, afirman que se refiere a un poderoso adversario que ha de surgir en la escena mundial.
Aunque los reformadores protestantes, como Lutero y
Calvino, identificaron al papado romano como el anticristo, la evidencia de un adversario singular en la
escena mundial no es fácil de argumentar, y mucho menos, sostener. En cambio, el apóstol Juan aplicó el término a los gnósticos de su día
(2 Jn. 1:7).
El hombre de
pecado
- Su carácter perverso (2 Tes. 2:3).
- Su actividad que desafía a Dios (2 Tes. 2:4).
- Su restricción y revelación (2 Tes. 2:5-8).
- Su derrota decisiva (2 Tes. 2:8).
- Su relación con Satanás (2 Tes. 2:9,10).
- Una interpretación sostenida por varios protestantes, tanto por Lutero como por Barnes, por ejemplo.
- No pasó mucho tiempo para que el papado reclamara las distinciones condenadas por Pablo en su profecía.
- La similitud entre el hombre de pecado y el papado romano es asombrosa.
- Esta es la opinión que sostiene este estudiante de la Biblia.
Conclusión
- Amar la verdad (2 Tes. 2:9,10).
- Creer la verdad (2 Tes. 2:11,12).
- Obedecer al evangelio (2 Tes. 2:13,14; 1:7-9).
¿Ha obedecido usted
al evangelio de Cristo?