Gran parte de la confusión
respecto a los tiempos finales, o tiempos del fin, se debe a la mala
interpretación de expresiones escatológicas tales como, “los postreros días”,
“el día del Señor”, “la consumación de los siglos”, etc. Otra razón para la confusión
general respecto a los tiempos finales se relaciona con la interpretación de la
profecía de los libros del Antiguo Testamento y el Apocalipsis. De hecho, la
interpretación de la profecía es la razón principal detrás de la gran cantidad
de enfoques y afirmaciones escatológicas. Y la división entre los intérpretes
se cristaliza entre aquellos que abogan por una interpretación literal y
aquellos que abogan por una figurativa.
La importancia de
cómo se interpreta la profecía
Opinión del premilenarismo
dispensacionalista: “Ninguna pregunta que enfrenta el estudiante de
Escatología es más importante que la cuestión del método a emplear en la interpretación
de las Escrituras proféticas… La adopción de diferentes métodos de
interpretación produce las diversas posiciones escatológicas y explica las opiniones
divergentes dentro de un sistema que confronta al estudiante de la profecía…
Las diferencias básicas entre las escuelas premilenaristas y amilenaristas, y
entre la escuela pre-tribulacionista y pos-tribulacionista son hermenéuticos,
surgiendo por la adopción de métodos divergentes e irreconciliables de
interpretación” (J. Dwight Pentecost, Things To Come). Opinión del premilenarismo
histórico: “Aquí está la línea divisoria básica entre una teología
dispensacional y una teología no dispensacional… El dispensacionalismo forma su
escatología por una interpretación literal del Antiguo Testamento y luego
ajusta el Nuevo Testamento en ella… Una escatología no dispensacionalista forma
su teología a partir de enseñanza explícita del Nuevo Testamento” (George Eldon
Ladd, The Meaning Of The Millennium: Four Views). Opinión del posmilenarismo:
“Los premilenaristas ponen gran énfasis en la interpretación literal y se
enorgullecen de tomar las Escrituras como están escritas… Los posmilenaristas y
amilenaristas por otro lado, conscienten de que gran parte del Antiguo y del
Nuevo Testamento son incuestionablemente dados en lenguaje figurativo o
simbólico, y no tienen objeción por un principio a la interpretación figurativa
y aceptan fácilmente que si la evidencia así lo indica es preferible” (Loraine
Boettner, The Meaning Of The Millennium: Four Views). Opinión del amilenarismo:
“Hay una diferencia básica en el método bíblico de interpretación empleado por
premilenaristas y amilenaristas… premilenaristas, particularmente aquellos de
persuasión dispensacionalista, están comprometidos con lo que comúnmente se
llama interpretación literal de la profecía del Antiguo Testamento, los
amilenaristas, por otro lado, creen que aunque muchas de las profecías del
Antiguo Testamento deben ser interpretadas literalmente, muchas otras deben ser
interpretadas de manera no literal” (Anthony A. Hoekema, The Meaning Of The
Millennium: Four Views). Como podemos apreciar,todos
admiten que la forma en que uno interpreta la profecía en gran medida determina
el escenario de tiempo final que mantienen. ¿Cómo entonces deberíamos
interpretar la profecía? ¿Literalmente, figurativamente, o ambas?
El desafío en la
interpretación de la profecía
Para nuestra sorpresa, los
profetas mismos no siempre entendieron aquello que profetizaban: “Los profetas
que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y
qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual
anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían
tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros,
administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han
predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las
cuales anhelan mirar los ángeles” (1 Ped. 1:10-12; cf. Dan. 12:8,9). Siglos después, en los días de
Jesús las profecías eran confusas por los prejuicios de una interpretación
materialista. Por ejemplo, esperaban un rey y un reino físicos (Jn. 6:14,15;
cf. 18:36). Los líderes de los judíos mataron a Jesús en su ignorancia (Hech.
3:13-18; 13:27), y los discípulos quedaron perturbados por la muerte del Señor (Luc.
24:13-27). Luego de la resurrección del Señor Jesús, los apóstoles todavía necesitaron
ayuda para entender (Luc. 24:44-47). Sin duda alguna, varias profecías
del Antiguo Testamento eran claramente figurativas. El profeta Amós predijo la
restauración del tabernáculo de David (Am. 9:11,12) y Santiago, por inspiración,
lo interpretó como una referencia a la iglesia (Hech. 15:13-18). ¿Qué
aprendemos con este ejemplo? Aprendemos que interpretar todas las profecías del
Antiguo Testamento literalmente no preparó a las personas para recibir a
Cristo. Los diferentes puntos de vista
sostenidos dan cuenta de ello por estudiantes de la Biblia hacen resaltar que
la interpretación de la profecía continúa siendo un desafío incluso entre
quienes tienen puntos de vista similares. Por ejemplo, los premilenaristas
difieren entre pre-tribulación, mid-tribulación, pos-tribulación; y los
premilenaristas que interpretan la profecía literalmente no son consistentes,
por ejemplo, respecto a “la vara” de la boca del Mesías (Is. 11:4) o los
144.000 varones (Apoc. 14:1-4). Los cultos diversos que han
surgido en función de una interpretación de la profecía (ej. mormones,
adventistas, testigos del Atalaya, etc.) debe alentarnos a la precaución. Esto
no quiere decir que no podremos entender la profecía, sino que debemos tener
cuidado de cómo estudiamos la palabra de Dios.
Sugerencias para
interpretar la profecía
Para interpretar la profecía del
Antiguo Testamento debemos buscar en Jesús y sus apóstoles la interpretación adecuada
(cf. Luc. 24:45; Mat. 2:15; 4:13; 11:14). Por lo tanto, no construya una
cosmovisión únicamente con las profecías del Antiguo Testamento, porque sin la
interpretación del Nuevo Testamento, la interpretación de las profecías del
Antiguo Testamento será conjetura en el mejor de los casos. Para interpretar la profecía del
Nuevo Testamento debemos observar cuidadosamente el contexto en el que se
encuentran las profecías, y buscar si hay indicadores que especifiquen el
momento de su cumplimiento (Mat. 24:34; 1 Cor. 13:10; Apoc. 1:1,3; 22:6,10). En
consideración de esto, deje que lo explícito dirija lo figurado o simbólico,
por ejemplo, el lenguaje de Apocalipsis queda subordinado bajo las claras y
específicas declaraciones de Jesucristo (Jn. 5:28,29; 12:48) y sus apóstoles (1
Tes. 4:15-5:2; 2 Ped. 3:10-12). Usted debe prevenir una interpretación en la
cual los símbolos contradigan lo específico y literal.
Conclusión
La interpretación de la profecía
a menudo ha sido un obstáculo por la mala interpretación. Muchos rechazaron a
Jesús en su día debido a esto, así como muchos hoy hacen mal uso de profecías
para fomentar sus cultos escatológicos. El estudio de la profecía puede
ser muy beneficioso, si prestamos atención a las claras enseñanzas de
Jesucristo y sus apóstoles, evitando basar nuestra convicción en
interpretaciones de hombres no inspirados que contradicen las claras enseñanzas
del Nuevo Testamento. Con el Nuevo Testamento como
nuestra guía podemos definir correctamente la palabra de verdad, especialmente
en lo que respecta a la interpretación adecuada de las profecías del Antiguo
Testamento.