Por qué creo en Jesucristo

 


Por Josué I. Hernández

 
La más grande historia jamás contada es la historia de Jesucristo. El santo Hijo de Dios que fue hecho carne, es decir, tomó forma humana, morando así entre los hombres. Sus milagros, sus enseñanzas, su muerte, su resurrección y ascensión al cielo. Sobre todas las cosas, su sangre derramada para proporcionar el perdón de los pecados al mundo.
 
La historia de Cristo nos convoca a todos a la fe. Para aquellos dispuestos a creer, la vida eterna es posible por la confianza en él (Jn. 3:16; cf. 20:30,31). Para aquellos que eligen no creer, habrá condenación (Jn. 3:18).
 
¿Por qué yo creo en Jesucristo? Hay dos razones principales que expondré en el presente artículo. Ambas razones son enfatizadas en las sagradas Escrituras. Estoy agradecido de que usted, estimado lector, tome tiempo para examinar estas razones, y espero que ambas sean convincentes para usted también.
 
¿Existió Jesús de Nazaret?
 
La existencia histórica de Cristo se puede probar más allá de toda duda razonable. Considérense las fechas de nuestro calendario AC y DC., que de por sí son testimonio elocuente de que Jesús de Nazaret es un personaje histórico, es decir, real, lo cual no fue puesto en duda en los primeros siglos.
 
Bart Ehrman dijo: “Jesús existió, nos guste o no”. Gary Habermas ha podido señalar 39 fuentes antiguas independientes sobre Jesús, y más de 100 hechos reportados sobre su vida, enseñanzas, crucifixión y resurrección. Lo cual nos permite reconstruir los hechos básicos de Jesús desde fuentes no cristianas (ajenas a la Biblia), fuentes que no simpatizaron con el cristianismo.
 
En fin, negar la existencia de Jesucristo no lo hace desaparecer de la historia. Sólo demuestra que ninguna evidencia nos convencerá.
 
Profecías cumplidas
 
Los apóstoles apelaron a las profecías mesiánicas cumplidas en Jesús de Nazaret para llamar a la fe en él como el Cristo, es decir, el Mesías profetizado. Por ejemplo, el apóstol Pedro, en su segundo sermón en Jerusalén, dijo: “Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer” (Hech. 3:18).
El apóstol Pablo, en Tesalónica, y como era su costumbre, discutió en la sinagoga “declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo” (Hech. 17:1-3).

Algunos ejemplos de profecías mesiánicas son los siguientes:
  • El conflicto entre la serpiente y la simiente de la mujer (Gen. 3:15)
  • La bendición a todas las naciones a través de la simiente de Abraham (Gen. 12:3; 22:18).
  • El profeta que sería como Moisés (Deut. 18:15, 17-19).
  • Quien nacería de una virgen (Is. 7:14).
  • El precursor que prepararía el camino del Señor (Is. 40:3).
  • El siervo sufriente quien llevaría nuestras iniquidades (Is. 53:4-12).
  • Su resurrección de entre los muertos (Sal. 16:8-11).
  • Su ascensión al cielo (Dan. 7:13,14).
Las profecías cumplidas nos ayudan a identificar al Mesías, el Ungido de Dios, y son decenas las profecías cumplidas por Cristo. Se han contado más de trescientas (Henry Liddon, dice 332). Ahora bien, la probabilidad que todas se cumpliesen en una sola persona ha sido calculada en 1 sobre 84 seguido por 123 ceros, es decir, 84x10123
 
La probabilidad matemática de que la profecía cumplida en Cristo sea una coincidencia es asombrosa. Para calcular que tan grande es ése número, se ha presentado la siguiente ilustración. Supongamos que cubrimos todo el Estado de Texas con dólares de plata enterrados a dos pies de profundidad y que marcamos uno de esos dólares enterrados. Luego vendamos los ojos de un hombre y le decimos que recorra el Estado todo lo que desee, y que cabe en el lugar que crea correcto, y que saque ese dólar de plata marcado. ¿Qué oportunidad tendría de encontrar de una vez el dólar marcado? La misma probabilidad que los profetas hubieran tenido de escribir ocho profecías y que se cumpliesen en un hombre cientos de años después.
 
La probabilidad de que se cumplan 48 profecías es de 1 sobre 10157. Contando a razón de 250 unidades por minuto, necesitaríamos 19 millones x 19 millones x 19 millones de años
 
Jesucristo no cumplió 8 profecías, ni 48 profecías, ¡sino más 300 profecías! De esas profecías, 16 las cumplió en periodo menor de 24 horas. Es fácil reconocer porque los apóstoles apelaron a la profecía cumplida en Cristo como una evidencia de que Jesús de Nazaret es el Mesías profetizado.
 
Considérese que el Antiguo Testamento fue completado alrededor de cuatrocientos años antes de que Dios el Hijo viniese al mundo (Jn. 1:1,14). Esto es evidencia contundente de la inspiración de las Escrituras y la existencia de un Dios Todopoderoso que las reveló. 
 
La profecía bíblica presenta la evidencia de que Dios ha hablado (Is. 44:6-8; Jn. 14:29; Hech. 3:18-24). El hombre no puede saber el futuro. Sólo Dios puede predecir eventos futuros con total precisión. Así como la Biblia predijo el destino de varias naciones, también predijo la venida de Cristo. Todos estos eventos se cumplieron tal cual como Dios lo reveló.  Por lo tanto, la Biblia es la palabra de Dios y no la del hombre, y Jesús de Nazaret es nuestro Salvador.
 
Testimonio apostólico
 
Los apóstoles afirmaron ser testigos presenciales, oculares, o de vista, en otras palabras, testigos de primer orden. Así lo profesó Pedro: “Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos” (Hech. 10:39-42; cf. 2 Ped. 1:16-18).
 
Juan escribió: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Jn. 1:1-3).
 
Por su testimonio, los apóstoles nos obligan a tomar una decisión respecto a Cristo. ¿Su testimonio fue falso (cf. 1 Cor. 15:14,15)? ¿Su testimonio estaba basado en la verdad (2 Ped. 1:16-18)?
 
Piense en lo siguiente. La resurrección de Jesucristo estuvo rodeada de muchos hechos no milagrosos que motivan el pensar profundo, y todo estudiante serio de la historia, aún si no quiere aceptar lo milagroso de la resurrección, tiene que enfrentarse a los hechos históricos que rodean la tumba vacía:
  • Jesús dijo mientras aún vivía que iba a resucitar al tercer día.
  • Jesús murió, fue sepultado y el sepulcro se encontró vacío al tercer día.
  • Por espacio de 40 días hubo reportes de muchas personas que le vieron vivo.
  • Las apariciones de pronto terminan.
  • La iglesia fue establecida dentro de 2 meses de la muerte de Jesucristo.
  • Una de las doctrinas básicas de la iglesia primitiva fue la resurrección de Cristo.
  • La iglesia creció rápidamente a pesar de la persecución, la pobreza, y otros varios obstáculos sociales.
  • En un espacio de 30 años hubo iglesias de Cristo a través de todo el imperio romano. 
No podemos decir que los apóstoles fueron sinceramente engañados, o que se confundieron especialmente en cuanto a la resurrección de Jesús. Ellos afirmaron que comieron y bebieron con él (Hech. 10:38-41), que lo vieron y tocaron (1 Jn. 1:1-3). Simplemente, no dejan lugar para afirmar que se equivocaron o fueron engañados. Las apariciones del Cristo resucitado varias veces fueron presenciadas por muchos al mismo tiempo (cf. 1 Cor. 15:4-8). Por tal razón, la explicación de que alucinaban no encaja con la evidencia. Las alucinaciones son experiencias individuales no colectivas.
 
Si el testimonio apostólico es falso, el Nuevo Testamento es una mentira cuidadosamente orquestada, y los apóstoles sufrieron dificultades extremas por lo que sabían que era una mentira (cf. 1 Cor. 4:9-13). Lo curioso, en semejante escenario, es que todos los apóstoles, excepto Juan, sufrieron una muerte horrenda por lo que enseñaban (cf. 2 Ped. 2:1). ¿Cómo podría el mejor libro jamás escrito, con sus altos estándares y elevados objetivos, haber sido escrito por un grupo de farsantes y mentirosos?
 
Ahora bien, si el testimonio apostólico es verdadero Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios (Rom. 1:4), y tiene toda autoridad en el cielo y sobre la tierra (Mat. 28:18; Hech. 2:36), y todo lo afirmado acerca de él es cierto:
  • Nos trajo las palabras del Padre (Jn. 8:28,29).
  • Nadie puede ir al Padre sino por él (Jn. 14:6).
  • Su sangre ha sido derramada para el perdón de nuestros pecados (Mat. 26:28).
  • Vino a traernos la vida abundante (Jn. 10:10).
  • Ascendió a los cielos para preparar un lugar para sus discípulos (Jn. 14:2).
  • Vendrá otra vez (Jn. 14:3).
  • Habrá una resurrección general y un juicio final (Jn. 5:28,29; 12:48).

Conclusión
 
Tenemos buenas razones para creer que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, en el testimonio de la Escritura misma, al presentarnos el cumplimiento en Jesús de Nazaret de las profecías mesiánicas. Además, tenemos el testimonio de los testigos de primer orden en los relatos apostólicos.
 
Para aquellos dispuestos a obedecer a Jesús hay otra razón para creer: Experimentar el cumplimiento de la palabra de Dios en su propia vida (Jn. 7:16,17), es decir, llevar en sí mismo y consigo mismo el testimonio de la voluntad de Dios, de la verdad de Dios, y hallar la satisfacción para su alma, y llenar la necesidad de su ser, sabiendo por sí mismo que la palabra de Cristo es la verdad.
 
Yo creo en Jesús de Nazaret como el Cristo no sólo por las profecías cumplidas en él, y no sólo por el testimonio de los apóstoles acerca de él. Yo creo en Jesús de Nazaret como mi Salvador porque además de lo anterior he comprobado que lo que él dice funciona.