¿Por qué no participan más cristianos en la evangelización?

 
Por Josué Hernández
 
 
Aquellos que están profundamente involucrados en el progreso del evangelio y la gloria de Cristo, a veces enfrentarán el desaliento. Este decaimiento del ánimo puede ocurrir por la indiferencia de los perdidos o la oposición de los falsos maestros. Sin embargo, lo que más puede contribuir al desaliento de los fieles es la falta de compromiso de tantos “cristianos”.
 
En esta lección examinaremos cinco razones por las cuales algunos cristianos no se involucran en la evangelización.
 
Falta de comprensión de lo que es la “conversión”
 
La idea básica de “conversión” es “cambio”. Pero, ojo aquí, no nos referimos solamente a dejar de fumar, o dejar de mentir, etc. Muchos en el mundo dejan de hacer algunas cosas malas, sin embargo, no por eso se han convertido “de su maldad” (Hech. 3:26), “al Dios vivo” (Hech. 14:15), “de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios” (Hech. 26:18).
 
Según la revelación de Dios en su palabra, la conversión debe incluir un cambio de corazón, intelecto, voluntad y emociones (cf. Mar. 12:30), un cambio de conducta (1 Cor. 6:9-11; Rom. 6:1-4), y un cambio de relaciones en cuanto al servicio (Rom. 6:17-18), la ciudadanía (Col. 1:13) y la filiación (Gal. 3:26-27).
 
Si no hemos hecho estos profundos cambios, ¿nos hemos convertido en realidad? Algunos sólo parecen pertenecer a “una iglesia” entre varias otras sin haberse convertido “a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero” (1 Tes. 1:9).
 
Visión errada de lo que es la iglesia local
 
Algunos ven a la iglesia local como una agencia que tendrá un impacto en el mundo simplemente por la fuerza numérica, el tamaño del edificio y el dinero en tesorería. Este punto de vista se manifiesta de la siguiente manera: “Si yo me uno a esta iglesia, apoyaré la expansión, aumentaré la riqueza y seré un cristiano”. Esta panorámica destruye a la iglesia local, ya que la transforma en una simple agencia, una institución fría que depende de dinero y asistencia.
 
Entonces, la iglesia local llega a ser una agencia que permitirá contratar a otros para hacer su trabajo. El predicador enseñará, los diáconos servirán, los ancianos administrarán, etc. Por lo tanto, la única responsabilidad del miembro individual será reunirse y pagar sus “cuotas”.
 
Por lo tanto, la iglesia local existirá con el único propósito de atender a sus miembros. Una agencia que beneficiará a sus favorecidos integrantes. Los miembros serán atendidos constantemente, visitados, invitados, animados con palmaditas en la espalda, etc.
 
Luego, la iglesia local existirá sólo cuando se congrega. Esto hace que las responsabilidades colectivas sean solamente cosas como saludar, despedirse, cantar, orar, etc. Entonces, algunos miembros se quejarán cuando no son considerados para participar lo suficiente, es decir, de manera semanal en las reuniones.
 
Incomprensión de la responsabilidad individual
 
Una expresión común se utiliza: “Yo no quiero participar”. Pero, ser un cristiano significa involucrarse en la obra de Dios (cf. Jos. 24:15; Rom. 6:16-18; 1 Cor. 15:58). La participación de los miembros del cuerpo es imprescindible (1 Cor. 12:12-27; Ef. 4:11-16).
 
Un miembro no puede eludir su responsabilidad individual si realmente es parte de un cuerpo (cf. 1 Cor. 12:27). Considere lo siguiente, en un equipo de futbol, cada jugador debe estar involucrado, en un coro, cada integrante debe cantar su parte, en un cuerpo de policía, cada oficial debe patrullar su área. Cuando uno es añadido por el Señor a su iglesia (Hech. 2:47), y pone su membresía con otros discípulos (Hech. 9:26-28) la responsabilidad personal no puede ser cumplida por otros.
 
Incomprensión de que el éxito de la iglesia local requiere un esfuerzo colectivo-individual
 
La iglesia loca es un colectivo divino, un conjunto de cristianos organizados para llevar adelante una obra común. Por lo tanto, no es extraño que se requiera la participación individual de cada miembro según la capacidad y oportunidades que tenga (cf. 1 Ped. 4:10,11).
 
El ejemplo de la curación del paralítico es patente (Mar. 2:1-11). Cuatro individuos trajeron al paralítico a Jesús. Su misión era llevar a su amigo enfermo a Jesús para que fuese curado. Trabajaron en conjunto, cooperando en unidad para lograr un objetivo común. Ninguno se rindió o se excluyó del trabajo individual propuesto. Removieron los obstáculos que impedían que su amigo enfermo llegase ante Jesús.
 
La misión de los cristianos es llevar a los enfermos de pecado a los pies de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Los cristianos organizados como iglesias locales deben trabajar con el fin de alcanzar aquel objetivo. Cada cristiano individualmente debe trabajar, ninguno ha de estar inactivo o excluirse del fin propuesto. Los cristianos deben trabajar para eliminar los obstáculos que impiden a la gente venir a Jesús.
 
Falta de sincera dedicación y compromiso
 
Personas dedicadas fueron instrumentos que cambiaron la historia sagrada: Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, José, Moisés, Rahab, Rut, Nehemías, Ester, etc.
 
La historia de la iglesia del primer siglo es un registro de cristianos dispuestos a participar en la obra de Dios con dedicación y compromiso.
 
Seguimos haciendo historia. Pensando en ello, ¿estamos participando en la evangelización según el ejemplo de aquellos hombres y mujeres fieles del primer siglo?

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