Sabiduría en cuanto a la amistad

 


Por Josué Hernández

 
Dios nos creó para asociarnos con otros, y como cristianos es importante que nuestro trato con otras personas sea conducido por la sabiduría:
 
“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno” (Col. 4:5,6).
 
“No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Cor. 15:33).
 
Dios ha revelado en su palabra todo lo que necesitamos para desarrollar buenas relaciones con quienes nos rodean y evitar así las trampas que tan frecuentemente destruyen las buenas amistades. En consideración de lo anterior, la amistad es un asunto de sabiduría.
 
La tecnología moderna nos permite hacer cientos, o hasta miles de “amigos” en las redes sociales. Basta con añadir sus nombres a nuestra lista de contactos. Sin embargo, la realidad es que hoy en día pocas personas tienen amigos de verdad.
 
El valor de un buen amigo
 
Un buen amigo es una fuente de apoyo, ya sea en los buenos tiempos como en los malos tiempos, “En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia” (Prov. 17:17; cf. Ecles. 4:9,10; Hech. 27:3; 19:31).
 
Un buen amigo puede incluso superar a un hermano, “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano” (Prov. 18:24; cf. Sal. 55:12-14; Luc. 6:31,38).
 
Un buen amigo es fuente de consejo que deleita el corazón, “El ungüento y el perfume alegran el corazón, y el cordial consejo del amigo, al hombre” (Prov. 27:9; cf. 27:17; Hech. 10:34). Los buenos consejos son de gran valor al sabio, el cual reconoce que en éstos hay seguridad, “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Prov. 11:14).
 
Buscando un buen amigo
 
Usted no necesita como amigo:
  • Al chismoso, “El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua” (Prov. 20:19).
  • Al iracundo, “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma” (Prov. 22:24,25).
  • Al glotón y bebedor, “No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne; porque el bebedor y el comilón empobrecerán, y el sueño hará vestir vestidos rotos” (Prov. 23:20,21).
  • Al cambiante, “Teme a Jehová, hijo mío, y al rey; no te entremetas con los veleidosos; porque su quebrantamiento vendrá de repente; y el quebrantamiento de ambos, ¿quién lo comprende?” (Prov. 24:21,22).
  • Al mentiroso y desconsiderado, “Martillo y cuchillo y saeta aguda es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio. Como diente roto y pie descoyuntado es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia. El que canta canciones al corazón afligido es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre” (Prov. 25:18-20).
  • Al violento, “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas. Si dijeren: Ven con nosotros; pongamos asechanzas para derramar sangre, acechemos sin motivo al inocente; los tragaremos vivos como el Seol, y enteros, como los que caen en un abismo; hallaremos riquezas de toda clase, llenaremos nuestras casas de despojos; echa tu suerte entre nosotros; tengamos todos una bolsa” (Prov. 1:10-14)
 
Usted necesita como amigo a uno que camina en sabiduría:
  • Porque… “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza” (Prov. 1:7)
  • Porque… “El que anda con sabios, sabio será; mas el que se junta con necios será quebrantado” (Prov. 13:20; cf. Hech. 3:1; 2 Tim. 2:22).
  • Porque… “La ley del sabio es manantial de vida para apartarse de los lazos de la muerte” (Prov. 13:14).
 
Manteniendo a los buenos amigos
 
Para mantener y fomentar la amistad debemos evitar lo que puede destruir la relación con nuestros amigos:
  • “El que cubre la falta busca amistad; mas el que la divulga, aparta al amigo” (Prov. 17:9).
  • “El que comienza la discordia es como quien suelta las aguas; deja, pues, la contienda, antes que se enrede” (Prov. 17:14).
  • “Detén tu pie de la casa de tu vecino, no sea que hastiado de ti te aborrezca” (Prov. 25:17).
  • “El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas” (Prov. 26:17).
  • “Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma” (Prov. 26:18,19).
  • “Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda” (Prov. 26:20).
  • “El carbón para brasas, y la leña para el fuego; y el hombre rencilloso para encender contienda” (Prov. 26:21).
  • “El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, por maldición se le contará” (Prov. 27:14).
 
Resolver problemas con nuestros amigos no será fácil (cf. Prov. 18:19), sin embargo, nos esforzaremos siguiendo consejos como los siguientes:
  • Sea lento para responder, “Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio” (Prov. 18:13).
  • Sea breve al responder, “En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es prudente” (Prov. 10:19).
  • Sea suave al responder, “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Prov. 15:1).
  • Sea lento para la ira, “El hombre iracundo promueve contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla” (Prov. 15:18).
  • Sea rápido para mostrar amor, “El odio despierta rencillas; pero el amor cubrirá todas las faltas” (Prov. 10:12).
  • Sea pacificador, “Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella” (Prov. 20:3).
  • Evite adular, “El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua” (Prov. 28:23).
  • Procure estar en paz con el Señor, “Las piernas del cojo penden inútiles; así es el proverbio en la boca del necio” (Prov. 26:7).
 
Conclusión
 
La aplicación adecuada de la sabiduría de Dios, la cual se encuentra en su palabra, nos asegurará disfrutar de la bendición de buenos amigos en esta vida, y en la venidera (cf. Luc. 16:9).
 
En lugar de practicar el “ensayo y error” para ganar y mantener buenos amigos, dejemos que la palabra de Dios sea nuestra guía.
 
De todos los amigos que podamos ganar, no hay mejor amigo que Jesucristo, “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” (Jn. 15:13).  La pregunta es, ¿somos amigos de él? Cristo dijo: “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando” (Jn. 15:14).