Sabiduría para ser un buen cónyuge



Por Josué Hernández

 
Ciertamente, el libro Proverbios es una guía divina muy útil para darnos sabiduría para seleccionar a un buen cónyuge, como aprendimos en la lección anterior. Importantes preguntas buscan respuesta: ¿Con quién me casaré? ¿Con quién criaré a mis hijos?
 
En la presente lección, queremos ocuparnos de lo que Dios nos dice en el libro Proverbios para ser un buen cónyuge, es decir, no es cosa de solamente seleccionar, elegir, a otro. Debemos ocuparnos también de ser la clase de cónyuge que el otro necesita.
 
La importancia de la presente lección es evidente. Nuestra felicidad depende en gran medida del éxito en nuestra relación matrimonial. Nuestra utilidad en la viña del Señor se verá afectada, o potenciada, por el matrimonio del cristiano: Si puede, o no, ser uno de los ancianos (1 Tim. 3:2,4,5,11). Si puede, o no, ser uno de los diáconos (1 Tim. 3:11,12). Si sus oraciones serán oídas, o no lo serán (1 Ped. 3:7). Si será una persona que disfruta de la vida, o no lo pudo hacer (Ecles. 9:9).
 
Cómo ser una buena esposa
 
La esposa ideal es definida por Dios, no por la sociedad y su cultura. Sin embargo, y, paradójicamente, los valores de Dios serán beneficiosos y apreciados en toda sociedad y cultura:
  • Confiable: “El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias” (Prov. 31:11).
  • Amorosa: “Le da ella bien y no mal todos los días de su vida” (Prov. 31:12).
  • Hábil: “Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos… No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles. Ella se hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido” (Prov. 31:13,21,22). “Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas” (Prov. 31:14,15).
  • Industriosa: “Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; su lámpara no se apaga de noche. Aplica su mano al huso, y sus manos a la rueca… Hace telas, y vende, y da cintas al mercader” (Prov. 31:16-19,24).
  • Compasiva: “Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso” (Prov. 31:20).
  • Fuerte y digna: “Fuerza y honor son su vestidura; y se ríe de lo por venir” (Prov. 31:25; cf. 1 Ped. 3:3,4).
  • Prudente: “Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua” (Prov. 31:26; cf. Ef. 4:29; Col. 4:6).
  • Previsora: “No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles… Considera los caminos de su casa…” (Prov. 31:21,27).
  • Teme a Dios: “Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Prov. 31:29,30; cf. 1:7).
Además de lo anterior, y apelando a la sabiduría de Dios, permítanos indicar lo que una buena esposa nunca querría ser:
  • Contenciosa: “Mejor es vivir en un rincón del terrado que con mujer rencillosa en casa espaciosa… Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda” (Prov. 21:9,19).
  • Odiosa: “Por tres cosas se alborota la tierra, y la cuarta ella no puede sufrir: Por el siervo cuando reina; por el necio cuando se sacia de pan; por la mujer odiada cuando se casa; y por la sierva cuando hereda a su señora” (Prov. 30:21-23).
 
Cómo ser un buen marido
 
¿Dónde está el pasaje que describe al hombre virtuoso? Alguno creerá que tal mensaje no existe. Sin embargo, debemos recordar que el libro Proverbios fue dirigido principalmente al varón. El libro contiene consejos tales que si el varón los sigue harán de él "el esposo ideal". Hay ½ capítulo que describe a la “mujer virtuosa”, pero hay 30½ capítulos que enseñan al varón a ser un “hombre virtuoso”.
 
Consejos para ser el marido ideal:
  • Permita a su esposa el desarrollar sus propias habilidades, y déjela cosechar los frutos de su esfuerzo: “Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos” (Prov. 31:31).
  • Asegúrese de elogiar a su esposa con frecuencia: “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas” (Prov. 31:28,29).
  • Demuestre a su esposa que confía en ella: “El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias” (Prov. 31:11).
  • Conténtese con su esposa: “Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo. ¿Se derramarán tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre. ¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la mujer ajena, y abrazarás el seno de la extraña? Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, y él considera todas sus veredas” (Prov. 5:15-21).
 
Conclusión
 
La importancia de usar la sabiduría para construir una familia saludable se puede notar en proverbios tales como el siguiente: “El que turba su casa heredará viento; y el necio será siervo del sabio de corazón” (Prov. 11:29).
 
Mucho del gozo y del significado de la vida que Dios quiere que disfrutemos se pierde si no hay una buena vida familiar: “Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol” (Ecles. 9:9).
 
Por muy importante que sea la familia física, lo más importante de la vida es ser miembro de la familia de Dios, lo cual puede llenar cualquier brecha que exista en nuestra familia física. ¿Ha nacido en la familia de Dios (Jn. 3:3-5; Tito 3:5; Mar. 16:15,16)? No hay mejor momento que el presente, hoy es el día de salvación.
 
El libro Proverbios puede guiarnos en todo asunto de la vida, por ejemplo, en la resolución de los problemas familiares y en la crianza de los hijos, como también en los negocios y la amistad. Si el Señor nos permite la vida, seguiremos aprendiendo en el libro Proverbios. No deje de estudiar con nosotros la palabra de Dios.