Pastores del rebaño

 


Por Josué Hernández

 
En Hechos 14:21-23 leemos que Pablo y Bernabé designaron ancianos durante su primer viaje evangelístico, y más tarde, Pablo ordenó a Tito que hiciera lo mismo en Creta (Tito 1:5).
 
La Biblia revela que Dios desea que cada iglesia local disfrute la bendición de tener ancianos, sin embargo, muchas congregaciones están deficientes en cuanto a esto. Las razones pueden ser bíblicas, pero también hay razones antibíblicas.
 
Cualquiera que fuere la razón por la cual una congregación del Señor no tiene ancianos, debería ser una situación temporal. Sencillamente, la congregación no debe contentarse sin ancianos. Cada miembro debe trabajar para superar la deficiencia.
 
La organización del Señor para sus iglesias
 
Las iglesias locales del primer siglo comenzaron dondequiera que se predicara el evangelio, y leemos de iglesias, por ejemplo, en Jerusalén (Hech. 2:36-47), Antioquía de Siria (Hech. 11:19-26), Listra, Iconio y Antioquía de Pisidia (Hech. 14:21-23).
 
Estas congregaciones del Señor eran grupos de cristianos que se reunían con frecuencia (Hech. 2:42,46; Hech. 20:7). Considérese la amonestación a los cristianos hebreos (Heb. 10:24,25).
 
Las iglesias locales del primer siglo se organizaron con una pluralidad de pastores, quienes también eran obispos y ancianos (Hech. 14:23; 20:17). Con asistentes especiales de los ancianos llamados diáconos (cf. Fil. 1:1; 1 Tim. 3:8-13). Y, con los miembros en general, llamados cristianos o santos (cf. Hech. 11:26; Fil. 1:1). Cada iglesia en el primer siglo también podría tener profetas (cf. Hech. 13:1), maestros (cf. Hech. 13:1; 1 Cor. 12:28; Sant. 3:1), y evangelistas (cf. Hech. 21:8; Ef. 4:11; 2 Tim. 4:5).
 
Hubo iglesias desorganizadas como Listra, Iconio y Antioquía, antes de tener ancianos (Hech. 14:21-23). Sin embargo, cabe señalar, que tal condición fue evidentemente temporal.
 
Los términos que describen la obra de los ancianos
 
Ancianos o Presbíteros. Como se indica en Hechos 14:23 y 20:17. El término “anciano” proviene del adjetivo griego “presbuteros”, que indica “su madurez de experiencia espiritual” (Vine). Un hombre mayor, avanzado en la vida, un señor, como diríamos un don. Lo cual demuestra la dignidad de su trabajo. La sociedad grecorromana vio los años cuarenta como la terminación de la juventud del hombre y la llegada a una edad que ya no le permitiría ser llamado al servicio militar obligatorio. Note la calificación “no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo” (1 Tim. 3:6).
 
Obispos o Supervisores. Los ancianos fueron llamados obispos por el apóstol Pablo: “Y desde Mileto mandó mensaje a Efeso y llamó a los ancianos de la iglesia… Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre” (Hech. 20:17,28, LBLA).
 
Los ancianos deben supervisar al rebaño local: “Por tanto, a los ancianos entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos y testigo de los padecimientos de Cristo, y también participante de la gloria que ha de ser revelada: pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo” (1 Ped. 5:1,2, LBLA).
 
El término “obispo” proviene del sustantivo griego “epískopos”, que significa “supervisor (epi, sobre; skopeo, mirar o vigilar), y de donde proceden términos como episcopal, etc.” (Vine). Esta es una referencia exacta al trabajo que hacen: “que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?)” (1 Tim. 3:4,5).
 
Pastores. “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” (Ef. 4:11). “Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre” (Hech. 20:28, LBLA; cf. 1 Ped. 5:1,2).
 
El término “pastor” proviene del sustantivo griego “poimen”, que significa “en su sentido natural, de uno que cuida manadas o rebaños, no meramente uno que los alimenta… metafóricamente, de aquellos que ejercen el pastorado en la iglesia de Cristo” (Vine).
 
Razones por las cuales las iglesias no tienen ancianos
 
Algunos no creen que sean necesarios hoy. Como si la función de los ancianos solo fue para el primer siglo. Como si la necesidad de ellos no existe ahora.
 
Algunos no quieren tener ancianos. ¿Malas experiencias? ¿Miedo de lo que podría suceder? El pasado no determinará nuestro futuro si seleccionamos a los hombres adecuados.
 
Algunos tienen argumentos:
  • Perezosos: “Mejor dejar las cosas así, sería mucho trabajo”.
  • Pesimistas: “No va a resultar”.
  • Optimistas: “Solo hay que esperar a que las cosas cambien, todo saldrá bien”.
  • Egoístas: “Esto interferirá con mis intereses”.
  • Insubordinados: “No quiero obedecer a los ancianos”.
 
Conclusión
 
Existe una necesidad imperiosa de hombres calificados para servir como ancianos. Sin ellos luchamos desde la deficiencia. Evangelistas y maestros tratan lo mejor posible de hacer lo que ancianos harían. El progreso del evangelio se ve obstaculizado.
 
Todos debemos participar para satisfacer esta necesidad. Examinarse a sí mismos para ver si está calificado para servir como anciano, para ver si está trabajando por cumplir con las calificaciones si tiene el potencial, para ver si está animando a otros a que puedan calificar, para ver si es capaz de trabajar en unidad por la organización.
 
Pero, no debemos dejar de orar para que Dios levante hombres calificados, y nos brinde sabiduría, y que logremos organizarnos según el plan de Dios.