Por qué creo en el cristianismo no denominacional

 


Por Josué Hernández

 
La Biblia nos informa acerca de una iglesia, aquella iglesia que Jesús estableció (Mat. 16:18; Ef. 5:23), como una gran compañía de personas salvas que están congregadas en torno a Cristo en un sentido moral y espiritual.
 
La mayoría de los creyentes en la Biblia estarán de acuerdo conmigo cuando afirmo que la iglesia universal es el cuerpo de Cristo compuesto de todos los salvos, y que la iglesia local es un grupo de cristianos de alguna determinada localidad, que organizados trabajan y adoran para hacer la obra que Dios demanda de una congregación local.
 
Sin embargo, el denominacionalismo indica una imagen alterada de la iglesia universal. Como si el cuerpo de Cristo estuviese compuesto de diferentes congregaciones que forman distintas denominaciones, conjunto en el cual los integrantes de cada agrupación de congregaciones no son simplemente cristianos, sino católicos, bautistas, metodistas, luteranos, etc.
 
Estoy convencido de que esta división religiosa es mala, y creo firmemente en que podemos replicar el modelo hallado en las páginas del Nuevo Testamento, donde los cristianos sirven a Dios sin pertenecer a una denominación.
 
El denominacionalismo definido
 
No podemos seguir avanzando sin detenernos frente a la pregunta, “¿Qué es una denominación?”. Será imposible comprender a lo que nos referimos si no definición los términos a los cuales hacemos alusión directa.
 
Denominación: “Nombre, título o sobrenombre con que se distinguen las personas y las cosas” (RAE).  “Acción y efecto de denominar” (Larousse).
 
Cuando hablamos de una denominación religiosa, nos referimos a un grupo de congregaciones religiosas unidas bajo un nombre y doctrina comunes, organizado bajo una sola administración y jerarquía legal. Una organización religiosa unida como un cuerpo legal y administrativo compuesta de una serie de congregaciones locales.
 
En pocas palabras, una denominación es un grupo de congregaciones locales unidas juntas bajo alguna jefatura particular. Grupo en el cual el número de congregaciones puede ser de dos o de miles, y donde el cuerpo gobernante podría ser un sínodo, presbiterio, convención, mesa directiva, o incluso, un individuo podría ser el jefe (papa, arzobispo, presidente, obispo, gurú, etc.).
 
Algunos ejemplos son los siguientes:
  • La Iglesia Católica Romana es una denominación compuesta de todas las iglesias que se someten al Papa de Roma.
  • La Iglesia Ortodoxa Oriental es una denominación compuesta de aquellas iglesias que se someten al Patriarca de Constantinopla.
  • La Iglesia Anglicana de Inglaterra es una denominación formada por aquellas iglesias que se someten al Arzobispo de Cantebury.
  • La Iglesia Luterana (Sínodo de Missouri) se compone de aquellas iglesias subordinadas al Sínodo de Missouri.
 
Llegando a este punto, nos encontramos con otra pregunta, “¿Qué es el denominacionalismo?”. Considere lo siguiente:
  • Denominación: “Nombre, título o sobrenombre con que se distinguen las personas y las cosas” (RAE).  “Acción y efecto de denominar” (Larousse).
  • Ismo (Sufijo): “Forma sustantivos que suelen significar doctrinas, sistemas, escuelas o movimientos”.
  • Denominacionalismo: El sistema religioso formado por las diversas denominaciones.
 
Es denominacionalismo es la tendencia de los creyentes para separarse en denominaciones religiosas, incluyendo la defensa de la separación en denominaciones religiosas y la estricta adhesión a una denominación determinada. Además, el denominacionalismo involucra una devoción a los principios o intereses denominacionales y el énfasis estrecho de las diferencias denominacionales.
 
En este estudio, también aplicamos el término “denominacionalismo” a la aprobación de la división denominacional que existe hoy. No todos los integrantes de las denominaciones están totalmente dedicados a los principios denominacionales. Sin embargo, todos los integrantes de las denominaciones aprueban y promueven la separación en denominaciones religiosas.
 
La desaprobación bíblica al denominacionalismo
 
No existe la aprobación de Cristo para la división denominacional, por lo tanto, el denominacionalismo no es bíblico. Dicho de otra manera, el denominacionalismo no tiene apoyo bíblico para su existencia. Simplemente, no hay base bíblica para que las iglesias locales se agrupen en diversos cuerpos denominacionales.
 
Ninguna denominación puede citar la Escritura y leer en ella acerca de su existencia como aprobada por Dios. Sencillamente, en el primer siglo no había denominaciones. El Nuevo Testamento indica que los cristianos deben agruparse en congregaciones autónomas. Pero, no hay autorización para organizaciones más grandes que la iglesia local (cf. Hech. 20:17,28; 1 Ped. 5:1,2).
 
La autoridad sobre toda iglesia local es Cristo, mediante sus apóstoles. Una vez que la iglesia fue establecida los apóstoles no fueron reemplazados después de que murieron. La Biblia no habla de sucesión apostólica. Mediante la palabra de Dios la autoridad apostólica continúa (cf. Mat. 28:20). Por lo tanto, los cuerpos gobernantes como sínodos, presbiterios, convenciones, mesas directivas, o incluso un individuo (papa, arzobispo, presidente, obispo, gurú, etc.), presumen al usurpar la autoridad de Cristo sobre congregaciones locales, pero no tiene apoyo escritural.
 
En consideración de lo anterior, el denominacionalismo no sólo está desaprobado por el silencio escritural, sino que, también, el denominacionalismo es antibíblico, es decir, es totalmente opuesto a las sagradas Escrituras porque contradice lo que la Biblia enseña:
  • Es contrario a la oración de Cristo por la unidad de los creyentes (Jn. 17:20-23).
  • Es condenado por el apóstol Pablo (1 Cor. 1:10-13; 3:3,4).
  • Se opone al esfuerzo de Cristo en la cruz (Ef. 2:14-16).
 
El esfuerzo más grande de apologética que puede llevar adelante el pueblo de Dios es la unidad (cf. Jn. 17:21; 13:34,35). Muchos señalan la condición dividida y confusa de aquellos que profesan seguir a Cristo:
  • Ateos y agnósticos a menudo usan la división religiosa como una excusa para no creer en Dios, y se burlan del denominacionalismo.
  • Religiones como el Islam o el Judaísmo a menudo usan el denominacionalismo como una razón para no creer en Cristo.
  • Cultos como el mormonismo comenzaron y se mantienen por una reacción al denominacionalismo. Así también, los testigos del Atalaya usan la división religiosa para alentar a que sigamos su organización estrictamente controlada.
 
Martín Lutero declaró: “Pido que los hombres no hagan referencia a mi nombre, y se llamen no luteranos sino cristianos. ¿Quién es Lutero? Mi doctrina, estoy seguro, no es mía, ni he sido crucificado por alguno. Pablo, en 1 Corintios 3, no permitía a los cristianos llamarse paulinos o pedrinos, sino cristianos. Entonces, ¿cómo pudiese yo, pobre y sucio cadáver que soy, venir a darles un nombre a los siervos de Cristo, un nombre derivado de mi inútil nombre? No, no, mis queridos amigos, vamos abolir todos los nombres de las partes para llamarnos cristianos por aquel de quien tenemos la doctrina” (Hugh Thomason Kerr, A Compend of Luther's Theology -- Filadelfia: The Westminster Press, 1943, p.135).
 
Jonh Wesley, otro gran líder de la reforma protestante, dijo: “Pediría a Dios que todos los nombres de las partes y frases no escriturales y formas que han dividido el mundo cristiano sean olvidados, para no ser mencionados nunca más, y ser enterrados en el olvido” (Conocimiento Universal, Diccionario y Enciclopedia de las Artes, Ciencia, Historia, Biografía, Derecho, Literatura, Religiones, Naciones, Razas, Aduanas e instituciones, vol. 9, Edward A. Pace, Editor -- Nueva York: Universal Knowledge Foundation, 1927, p. 540).
 
Charles Spurgeon, uno de los más grandes predicadores bautistas, dijo: “Espero con placer el día en que no haya un bautista viviendo. Espero que el nombre bautista pronto perezca, y el nombre de Cristo perdure para siempre” (Spurgeon Biblioteca conmemorativa, vol. I., p. 168).
 
Conclusión
 
El denominacionalismo es malo porque:
  • No es bíblico.
  • Es antibíblico.
  • Dañino para la causa de Cristo.
 
Según las Escrituras hay sólo una verdadera iglesia ante los ojos de Dios. Esta es la iglesia de la que leemos en la Biblia. Es la iglesia que fue comprada por la sangre de Cristo (Hech. 20:28), edificada por Cristo (Mat. 16:18), y empezada por los apóstoles (Hech. 2).  
 
Para aprender cómo debe ser la iglesia, todos debemos retroceder más allá de toda la división religiosa de los días actuales; retroceder más allá de la formación de la iglesia Católica Romana; retroceder hasta los días de los apóstoles; ¡hace casi 2000 años!
  • Hechos capítulo 2, nos dice cómo la iglesia fue establecida. Luego de oír el evangelio, varios creyentes preguntaron: “¿Qué haremos?”, y Pedro les dijo que se arrepintieran y se bautizaran (Hech. 2:37,38).
  • La Biblia dice: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (v.41).
  • Hechos 2 cierra con esta explicación: “... Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”.
 
De Hechos 2 aprendemos las siguientes cosas importantes: 
  • Todos los que obedecieron la predicación de Pedro fueron salvos.
  • Todos los salvos fueron añadidos a la iglesia inmediatamente.
  • Cristo añade a su iglesia. No leemos de alguien “añadiéndose a la iglesia”.
  • Hechos 2 marca el comienzo de la iglesia que Jesús prometió edificar.
 
Esta es la razón por la cual yo, y muchos otros creyentes, profesamos un cristianismo no denominacional. Hemos dejado los grilletes del denominacionalismo. Seguimos a Cristo en la libertad del evangelio no denominacional para ser cristianos, cristianos solamente en una misma mente (cf. Fil. 2:2; 1 Cor. 1:10).
 
¿Cómo es posible que tal cosa suceda hoy en día? Esto es posible con un fuerte deseo por seguir a Cristo y cumplir en nuestras vidas su oración por la unidad (Jn. 17:20-23), y por una comprensión de la naturaleza carnal de la división religiosa (cf. 1 Cor. 3:3,4).
 
Si usted cree en Jesús y en la naturaleza bíblica de su iglesia, como descrita en el Nuevo Testamento, hágase cristiano, discípulo del Señor Jesucristo, abandonando el denominacionalismo. Busque a otros con el mismo deseo, y organícense como una iglesia de Cristo fiel (cf. Rom. 16:16).