Sabiduría en los negocios

 


Por Josué Hernández

 
Varias son las responsabilidades que acompañan el privilegio de ser un cristiano, una de las cuales es la de proporcionar un ejemplo adecuado al mundo, adornando así la doctrina (cf. Tito 2:10). Debemos ser sal de la tierra y luz del mundo (Mat. 5:13-16) manteniendo una conducta sobresaliente y honorable (1 Ped. 2:12).
 
Pero ¿cómo podemos estar seguros de que nos comportamos correctamente en el mundo respecto a nuestros negocios? A fin de cuentas, nuestros negocios son un asunto espiritual y el mundo mira nuestro comportamiento. Nuevamente, y reiteramos, el libro Proverbios tiene mucho que decir y sabiduría que ofrecer en todos los ámbitos de la vida, incluidos los negocios, lo cual será disfrutado por los que tengan temor de Jehová (Prov. 1:7).
 
Cómo mantener el negocio en su lugar
 
Ordene su vida, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (cf. Mat. 6:33). “De nada sirven las riquezas el día de la ira, pero la justicia libra de la muerte” (Prov. 11:4, LBLA). “El que confía en sus riquezas, caerá, pero los justos prosperarán como la hoja verde” (Prov. 11:28, LBLA). “Mejor es poco con justicia, que gran ganancia con injusticia” (Prov. 16:8, LBLA).
 
Mantenga a Dios en su negocio, “Encomienda tus obras al SEÑOR, y tus propósitos se afianzarán” (Prov. 16:3, LBLA; cf. Sal. 1:1-3; 128:1,2; Gen. 39:2-5). “La bendición del SEÑOR es la que enriquece, y El no añade tristeza con ella” (Prov. 10:22, LBLA; cf. Ecles. 5:18-6:2).
 
Recuerde la limitación de su negocio, “No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué traerá el día” (Prov. 27:1, LBLA; cf. Sant. 4:13-16). “No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. Cuando pones tus ojos en ella, ya no está. Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos” (Prov. 23:4,5, LBLA; cf. 1 Tim. 6:8-10).
 
Cómo ser un trabajador exitoso
 
Para ser un trabajador exitoso según Dios, en primer lugar, evite ser perezoso: “Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían” (Prov. 10:26, LBLA).  En segundo lugar, evite ser negligente: “También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye” (Prov. 18:9, LBLA).
 
La clave del éxito de toda empresa es el esfuerzo persistente, y el pueblo de Dios no está exento de trabajar con diligencia, “¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; no estará delante de hombres sin importancia” (Prov. 22:29, LBLA). “La mano de los diligentes gobernará, pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados” (Prov. 12:24, LBLA; cf. Prov. 21:25; 1 Rey. 11:28).
  • “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios” (Ef. 6:5; cf. Col. 3:22).  
  • “y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada” (1 Tes. 4:11,12).
  • “A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan” (2 Tes. 3:12).
 
Trabajando por el éxito laboral, el sabio procurará impresionar con la calidad de su trabajo, no con la cantidad de sus palabras, “En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce sólo a la pobreza” (Prov. 14:23, LBLA).
  • “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tito 2:9,10).
  • “Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta” (1 Tim. 6:1,2).
 
Cómo ser un jefe exitoso
 
Sea diligente al planificar, “Los proyectos del diligente traen ganancia, los del alocado, sólo indigencia” (Prov. 21:5, JER), “Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, mas todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza” (LBLA).
 
Acepte los buenos consejos, “Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan” (Prov. 15:22, LBLA).
 
Procure siempre estar al tanto de su negocio, “Conoce bien la condición de tus rebaños, y presta atención a tu ganado; porque las riquezas no son eternas, ni perdurará la corona por todas las generaciones. Cuando la hierba desaparece se ve el retoño, y se recogen las hierbas de los montes; los corderos darán para tu vestido, y las cabras para el precio de un campo; y habrá suficiente leche de cabra para tu alimento, para el alimento de tu casa, y sustento para tus doncellas” (Prov. 27:23-27, LBLA).
 
Lidere con sabiduría:
  • No sea opresivo, “Al príncipe que es gran opresor le falta entendimiento, pero el que odia las ganancias injustas prolongará sus días” (Prov. 28:16, LBLA).
  • Preocúpese por sus empleados, “El justo se preocupa por la causa de los pobres, pero el impío no entiende tal preocupación” (Prov. 29:7, LBLA).
  • Respete a sus empleados, “El que mima a su siervo desde la niñez, al final lo tendrá por hijo” (Prov. 29:21, LBLA).
  • Ayude a que su empleado vea que el trabajo que tiene no solo beneficia a la empresa, sino que también a él mismo, “La necesidad del trabajador trabaja por él, porque el hambre lo apremia” (Prov. 16:26, LBLA).
 
Conclusión
 
Dios no nos asegura un grado determinado de abundancia material. Pero, sí nos asegura mediante su palabra:
  • El disfrute de nuestro trabajo.
  • La bendición de nuestra labor.
La clave es mantener presente la palabra de Cristo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33).