La sabiduría
reconoce la necesidad del temor de Jehová.
- Nos hace apartarnos del mal (Prov. 3:7).
- Nos hace odiar el mal (Prov. 8:13).
- Prolonga nuestros días (Prov. 10:27; 16:6; 22:4).
- Nos llena de confianza (Prov. 14:26).
- Proporciona gran alegría (Prov. 15:16).
- Guarda el corazón (Prov. 23:17; cf. 19:23).
- Nos fortalece contra compañeros inestables (Prov. 24:21).
La sabiduría
reconoce aquello que es abominación a Jehová.
- Los pesos falsos (Prov. 11:1).
- El rey impío (Prov. 16:12).
- El sacrificio de los impíos (Prov. 15:8).
- Las oraciones de los rebeldes (Prov. 28:9).
La sabiduría
reconoce que nuestra relación con Dios es afectada por nuestra relación con los
demás.
- “El que oprime al pobre afrenta a su Hacedor, pero el que se apiada del necesitado le honra” (Prov. 14:31, LBLA). “Quien oprime al pobre ultraja a su Creador; quien se apiada del indigente le da gloria” (JER).
- “El que se mofa del pobre afrenta a su Hacedor; el que se regocija de la desgracia no quedará sin castigo” (Prov. 17:5, LBLA).
- “El que se apiada del pobre presta al SEÑOR, y Él lo recompensará por su buena obra” (Prov. 19:17, LBLA).
- “No robes al pobre, porque es pobre, ni aplastes al afligido en la puerta; porque el SEÑOR defenderá su causa, y quitará la vida de los que los roban” (Prov. 22:22,23).
- “El SEÑOR derribará la casa de los soberbios, pero afianzará los linderos de la viuda” (Prov. 15:25, LBLA).
- “No muevas el lindero antiguo, ni entres en la heredad de los huérfanos, porque su Redentor es fuerte; El defenderá su causa contra ti” (Prov. 23:10,11, LBLA).
- “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; no sea que Jehová lo mire, y le desagrade, y aparte de sobre él su enojo” (Prov. 24:17,18).
- “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y Jehová te lo pagará” (Prov. 25:21,22).
Conclusión
“Fíate de Jehová de todo tu
corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus
caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme
a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio
para tus huesos” (Prov. 3:5-8).
“Por cuanto llamé, y no
quisisteis oír, extendí mi mano, y no hubo quien atendiese, sino que desechasteis
todo consejo mío y mi reprensión no quisisteis, también yo me reiré en vuestra
calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que teméis; cuando viniere como
una destrucción lo que teméis, y vuestra calamidad llegare como un torbellino;
cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y
no responderé; me buscarán de mañana, y no me hallarán. Por cuanto aborrecieron
la sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y
menospreciaron toda reprensión mía, comerán del fruto de su camino, y serán
hastiados de sus propios consejos. Porque el desvío de los ignorantes los
matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder; mas el que me
oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal” (Prov. 1:24-33).