Por Josué Hernández
En
Juan 4:1-42 vemos como Jesús se esforzó por hacer conscientes a sus
discípulos de los aspectos más grandiosos de la vida, esas cosas
espirituales que comúnmente pasaban por alto, porque la atención de
ellos se centraba en lo material (Jn. 4:8,27,31,33) y debían de una
vez centrarse en las cosas espirituales, porque éstas son más
importantes.
A
veces, nosotros podemos ser como los discípulos, culpables de la
misma poca visión espiritual. Fácilmente nos quedamos atrapados en
lo material. Es más, en los propios asuntos espirituales cerramos
los ojos a lo que es realmente importante, y miramos sólo las
trivialidades.
Hay
muchas áreas en las que necesitamos levantar los ojos (v.35),
ampliar nuestro horizonte de visión, nuestra perspectiva. Ninguna
cosa es más importante que la evangelización.
Según
cierto cálculo de Brent Hunter, dentro del siguiente:
- 2.6 segundos, alguien morirá.
- Minuto, 156 personas morirán.
- Hora, 9.360 personas morirán.
- Día, 224.640 personas morirán.
- Semana, 1.572.480 personas morirán.
- Año, 81.768.960 personas morirán.
- Si todos los que mueran sin Cristo hiciesen una fila, aquella fila sería de 750 mil millas de largo, dando la vuelta al mundo 30 veces, y creciendo 20 millas por día.
Trabajo
personal versus Evangelismo personal
El
trabajo personal abarca una amplia área de responsabilidades y
oportunidades, incluyendo el evangelismo personal. El trabajo
personal incluye muchas cosas. Por ejemplo:
- Razonar acerca de la palabra de Dios con un amigo y tratar algún tema en particular.
- Mostrar al prójimo la alegría de ser cristiano e invitarlo a los servicios locales.
- Ir a la casa de un amigo que nos visita en los servicios de adoración.
- Reunir a los vecinos en su casa para un estudio bíblico.
- Escribir una carta a un ser querido expresando preocupación por su alma.
- Alentar y fortalecer los débiles de corazón y consolar a los afligidos entre la familia de Dios, y visitar a los que se apartaron de la fe.
- Dar alegría y ayudar a satisfacer las necesidades de aquellos que son ancianos, enfermos, etc.
- Colaborar para la realización de una serie bíblica.
- Ayudar en el aseo y ornato del local de reuniones.
El
evangelismo personal sucede específicamente cuando un santo habla al
corazón de un perdido acerca de la necesidad de la salvación en
Jesucristo, con el fin de traerlo a los pies del Señor.
¿Por
qué hacer evangelismo personal?
Entre
las muchas ventajas del evangelismo personal podemos enumerar las
siguientes:
- Todos puede hacerlo. Por lo general, unos pocos en cada congregación pueden predicar desde el púlpito con eficacia. Todo cristiano preocupado y amoroso puede hacer el trabajo personal. Cada circunstancia cotidiana ofrece oportunidades evangelísticas.
- Se puede hacer en cualquier lugar. Pocas veces podemos predicar a un gran número de personas. El evangelismo personal no requiere de un púlpito, local de reuniones o un horario fijo establecido. La oficina, la escuela, la fábrica, el parque, el hospital y la cárcel, son sólo algunos de los innumerables lugares para el evangelismo personal.
- Se puede hacer en cualquier momento. El sermón toma un tiempo específico muy limitado. El evangelismo personal puede hacerse en cualquier horario del día.
- Alcanza a todas las clases. Muchos de los que pueden ser enseñados a través del evangelismo personal no pueden ser alcanzados de otra manera. Algunos que no querrían asistir a los servicios de reunión, pueden ser alcanzados de esta manera.
- Esto “da en el blanco”. Mucha de nuestra predicación es de naturaleza general. El evangelismo personal es directo y “personal”.
- Funciona. Muchos de los que fueron indiferentes a los estudios y sermones, han respondido a la enseñanza personal. Solo Dios sabe las multitudes incontables que se salvarán eternamente como resultado de los esfuerzos personales de los cristianos sinceros y dedicados.
Pero,
¿por qué yo tendría que hacerlo? Y, ¿para qué lo haría?
- Porque soy cristiano y Cristo espera frutos en mi vida (Jn. 15:1-6). “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef. 2:10). Entonces, seremos un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:14). Si yo no estoy cumpliendo ninguna de las buenas obras para las que fui creado, ¿qué valor tengo delante del Señor?
- Para expresar mi amor (Jn. 14:15; Sant. 2:14-26).
- Para disfrutar de una de las alegrías más grandes que un cristiano puede tener, el llevar a otros a los pies de Cristo (3 Jn. 4).
- Para seguir el ejemplo de Jesús: Él amaba a los perdidos (Jn. 15:13). Él manifestaba su amor enseñando personalmente a hombres y mujeres la verdad (Luc. 19:10).
- Porque Cristo espera que yo lo haga (cf. Mar. 5:19). Los discípulos de Cristo deben enseñar a otros (cf. Mat. 28:18-20; 2 Tim. 2:2).
- Para seguir el ejemplo de los primeros cristianos (Hech. 8:4), quienes soportando la persecución evangelizaron el mundo perdido.
- Por mi propia salud espiritual. Enseñar a otros es vital para mi crecimiento y desarrollo como un hijo de Dios (Heb. 5:12-14). Enseñar con persistencia mantiene mi interés en las cosas celestiales.
- Para colaborar en la salvación de otros, la obra más grande que yo puedo hacer (Mat. 16:26).
- Para aumentar mi capacidad de enseñar a la congregación local. Aunque los miembros pueden diferir en cuanto a conocimiento y/o habilidad, todos deben estar enseñando activamente (1 Cor. 12:12-27). No debo creer que porque mi conocimiento es limitado, no podré enseñar el evangelio de Cristo a otros. Si aprendí lo suficiente para llegar a ser cristiano, sé lo suficiente como para decirle a otros lo que hice y por qué lo hice.
- Voy a dar un ejemplo apropiado a mis hermanos.
- Dios me considerará “sabio” (Prov. 11:30).
Conclusión
Prepara
su red y la lanza con fe... Espera y anhela perseverante... ¿Es
difícil creer que obtendrá los peces?