No estuviste con nosotros

 


Por Josué Hernández


Como bien sabes, y esperamos que lo recuerdes, nuevamente nos reunimos para adorar a Dios y ser edificados, y fue un momento magnífico, una maravillosa oportunidad. ¡Que gran bendición la que disfrutamos! ¡Nuestras almas fueron enriquecidas! Pero , no estuviste con nosotros.

Necesitábamos adorar a nuestro Dios, necesitábamos de su gracia, y entonces, nos reunimos para dar a nuestro gran Dios y Salvador honor y gloria porque él es digno, y asistimos con el profundo sentimiento de reverencia para darle a conocer el anhelo de nuestros corazones y oír más de su bendita palabra. Ciertamente, fue reconfortante el saludarnos, y participar de una reunión tan sublime, y volver a nuestros hogares edificados. Pero , no estuviste con nosotros.

Mientras fuimos tan grandemente bendecidos, tu ausencia fue notoria. No estuviste con nosotros en el saludo, ni en la despedida. No estuviste con nosotros al cantar salmos, himnos y cánticos espirituales. No estuviste con nosotros para decir el amén a las oraciones. No estuviste con nosotros en la clase bíblica. Si alguna cosa podemos decir de ti, es que no estaba ahí.

Hermanos mayores que tú, algunos de ellos enfermos, y otros con hijos pequeños, acudieron puntualmente, y aún de lejos. Se esforzaron, y dieron lo mejor de sí en consideración de sus hermanos que necesitábamos de aquel estímulo al amor y a las buenas obras.

¿Por qué no estuviste con nosotros? ¿Piensas que al reunirte el domingo por la mañana has hecho suficiente? ¿Quién dice que tal cosa es suficiente? ¿No debemos buscar primeramente el reino de Dios y su justicia? ¿No merece Dios de tu adoración ferviente?

¿Por qué no estuviste con nosotros? ¿Qué cosa tan importante te quitó las bendiciones que los demás recibimos? ¿Qué cosa tan importante te quitó de apoyar a tus hermanos que necesitamos de tu presencia cada vez que nos reunimos como iglesia? ¿Habrá algo en el mundo que pueda compensar tu ausencia?

Fuimos bendecidos, y damos gloria a Dios por haberlo entendido así. Sin duda alguna el precio pagado, el esfuerzo para asistir, y el tiempo involucrado para lograrlo, fueron recompensados con creces, aún cuando no lo merecemos. Pero tú, no estuviste con nosotros.