Buscando sabiduría en Dios


 
Por Josué I. Hernández

 
Santiago nos sorprende con su declaración acerca de las pruebas, “Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Sant. 1:2, LBLA).
 
Pero, si carecemos de la perspectiva adecuada para contemplar la oportunidad en la prueba como una bendición de lo alto, ¿qué haremos? Santiago responde: “Pero si alguno de vosotros se ve falto de sabiduría, que la pida a Dios…” (Sant. 1:5, LBLA).
 
La reacción esperada de un cristiano que sufre, pero carece de la percepción adecuada en medio del problema que lo azota, es rogar a Dios sabiduría: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Sant. 1:5).
 
Debemos detenernos aquí, para entender lo que es la sabiduría, y los siguientes comentarios serán de utilidad:
  • “La sabiduría es la percepción sobre las causas subyacentes y la importancia o consecuencia de las cosas, percepción que le permite a uno aplicar de la mejor manera el conocimiento que tiene” (Homer Hailey). 
  • “…es la ciencia divina mediante la cual los hombres pueden discernir su mejor fin y saber cómo perseguirlo por los medios más adecuados” (Adam Clarke).
  • “es la capacidad de utilizar el conocimiento correctamente” (J. V. McGee).
  • “Para el pensamiento hebreo, la sabiduría no era un simple conocimiento, sino la aptitud para vivir una vida piadosa como Dios quiere que el hombre la viva (cf. Deut. 4:5-8)” (J. F. MacArthur).
 
Algunos padres no aprecian las peticiones de sus hijos como oportunidades para enseñarles, pero Dios no es así. Nuestro Padre celestial no se molestará con sus hijos que le piden sabiduría. Sencillamente, él está ansioso por dárnosla.
 
Por supuesto, la dificultad que afronta Santiago no es el carácter de Dios, sino el nuestro. ¿Confiamos plenamente en nuestro Padre celestial o somos de doble ánimo al respecto? “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Sant. 1:6-8).
 
La Biblia nos enseña a orar conforme a la voluntad de Dios (1 Jn. 5:14), y es la voluntad de Dios que busquemos en él aquella sabiduría necesaria para resolver cómo actuar en las situaciones problemáticas y dolorosas de la vida.
 
Nótese que Santiago no nos instruye a rogar por la eliminación de las pruebas que nos han sobrevenido, ni tampoco afirma que la oración por sabiduría reemplazará al estudio bíblico (cf. Sant. 1:21-25; Sal. 19:7; Prov. 1:1-6; Col. 1:9-12; 2 Tim. 3:14-17).