Por Josué I. Hernández
- El gobierno de la mayoría no discrimina entre experiencia e inexperiencia en la palabra (cf. Heb. 5:12-14), y anula a quienes pueden dar dirección sabia al pueblo de Dios (cf. Prov. 11:14; 1 Cor. 6:5).
- El gobierno de la mayoría anula la autoridad de los ancianos (cf. Hech. 20:28; Heb. 13:17), o de los varones, cuando aún no hay ancianos (cf. 1 Tim. 2:12; 1 Cor. 11:3), revirtiendo el patrón de autoridad que aprendemos en la palabra de Cristo al otorgar la autoridad a una agrupación desconocida en el Nuevo Testamento, la mayoría.
- El gobierno de la mayoría impone un tipo, o clase, de predicación, anulando la predicación que la iglesia necesita, y reemplazándola con la predicación que la mayoría quiere.
- El gobierno de la mayoría genera desorden en la iglesia, y la deja en un estado de incertidumbre según el vaivén de la voluntad de la mayoría que la dirige.
- El gobierno de la mayoría es enemigo de Cristo, porque no se sujeta a su autoridad (Mat. 28:18; Ef. 1:22).
- El gobierno de la mayoría es enemigo del pueblo de Dios que procura servirle ordenadamente.
- El gobierno de la mayoría es el resultado de la desinformación y/o la rebeldía, es decir, de la ignorancia de la autoridad de Cristo y/o el rechazo de ella.