El flojo

 

Por Josué I. Hernández

 
La Biblia nos instruye a evitar, con todas nuestras fuerzas, el ser perezoso, porque “Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el perezoso para quienes lo envían” (Prov. 10:26, LBLA).  “También el que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye” (Prov. 18:9, LBLA).
 
¿Qué hacer para superar la pereza?
 
  • Desarrolle habilidad y talento en su trabajo, porque no pasará desapercibido, “¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; no estará delante de hombres sin importancia” (Prov. 22:29, LBLA).
  • Sea diligente en su trabajo, así asegurará alguna promoción, “La mano de los diligentes gobernará, pero la indolencia será sujeta a trabajos forzados” (Prov. 12:24, LBLA; otro consejo muy importante, sea diligente en estudiar los siguientes pasajes: Prov. 21:25; 1 Rey. 11:28; Ef. 6:5; Col. 3:22; 1 Tes. 4:11,12; 2 Tes. 3:12).
  • Impresione con la calidad de su trabajo, no con la cantidad de sus palabras, “En todo trabajo hay ganancia, pero el vano hablar conduce sólo a la pobreza” (Prov. 14:23, LBLA; cf. Tito 2:9,10; 1 Tim. 6:1,2).
 
La gacela en el África, todas las mañanas despierta con el objetivo de correr más rápido que el león más veloz, esta es su única oportunidad de sobrevivencia; y el león despierta con el objetivo de correr más rápido que la gacela más lenta, esta es su oportunidad de no morir de hambre. En fin, cuando salga el sol, más vale que estemos prestos a correr por las oportunidades.

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