Hermanos considerados

 


Por Josué I. Hernández

 
Dios desea que sus hijos sean considerados los unos con los otros (Heb. 10:24), ¿cuán considerados somos con nuestros hermanos?
 
Los hermanos considerados se preocupan por cómo su ejemplo afecta a los demás, y están dispuestos a sacrificar sus derechos para mantener una buena influencia: “Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al mayor número posible. A los judíos me hice como judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como bajo la ley (aunque yo no estoy bajo la ley) para ganar a los que están bajo la ley; a los que están sin ley, como sin ley (aunque no estoy sin la ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo) para ganar a los que están sin ley. A los débiles me hice débil, para ganar a los débiles; a todos me he hecho todo, para que por todos los medios salve a algunos. Y todo lo hago por amor del evangelio, para ser partícipe de él” (1 Cor. 9:19-23, LBLA).
 
Los hermanos considerados buscan restaurar a quienes están atrapados en el pecado. No sólo se contentan con saber quiénes están ausentes de las reuniones de la iglesia, sino que también saben por qué, y se esfuerzan por animar a los decaídos y amonestar a los ociosos, mientras guardan su lengua: “No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan” (Ef. 4:29, LBLA).
 
Los hermanos considerados oran por los otros, tanto en privado como en público. Piensan en las necesidades de los otros y ruegan a Dios por ellos, a la vez que se esfuerzan para ayudar con toda su capacidad.
 
Los hermanos considerados no distraen a los demás en los estudios públicos o en la adoración. No suelen llegar tarde, y si se ausentan informan de la razón a sus hermanos que les esperaban. Estos hermanos considerados, sacan a sus bebés que lloran de forma oportuna. No conversan con otros. No se duermen en el sermón. No permiten que sus hijos con edad suficiente acostumbren a ir al baño o que lleven juguetes.
 
Los hermanos considerados están atentos y son participantes plenos de toda la adoración. Cuando llega el momento del sermón, estos hermanos buscan en su Biblia, y a veces toman notas, y prestan atención al mensaje de la palabra de Dios.
 
Los predicadores y maestros considerados se esfuerzan por hacer sermones y lecciones instructivas, interesantes, bien pensadas y expuestas. Se esfuerzan por desafiar a los estudiantes más avanzados sin dejar atrás a los principiantes. Sin embargo, nunca buscan entretener, y respetan razonablemente el tiempo que les fue asignado.
 
Los hermanos que dirigen la alabanza en cuanto a los cantos espirituales usan de consideración para dirigir, no entonan sus cantos favoritos, sino que dirigirán a la asamblea a entonar los salmos, himnos y cantos espirituales que sean idóneos para la ocasión. Estos hermanos se esfuerzan para motivar a la iglesia a usar el corazón como instrumento de alabanza a Dios.
 
 
¿Cuán considerados somos con nuestros hermanos?