Por Josué I. Hernández
La predicación de Cristo crucificado nos demuestra la fidelidad de Dios. No hay manera más elocuente en la cual podamos ser informados de la capacidad de Dios para cumplir sus promesas. La crucifixión de Jesús fue parte del plan eterno de Dios (1 Ped. 1:19,20). Los eventos del Antiguo Testamento lo presagiaron. Los profetas lo predijeron, y muchas veces con gran detalle. Irónicamente, quienes estaban mejor informados del mensaje que señalaba a Cristo, cumplieron las Escrituras crucificándolo (cf. Hech. 13:27).