Por Josué I. Hernández
La iglesia del Señor está
bajo un cruento ataque cultural, y el gran conspirador es el diablo. Entre las
maquinaciones de Satanás está la moda de lucir el cuerpo mediante la ropa
inmodesta.
Hubo un tiempo en el cual era vergonzoso para una mujer el descubrir el
sector de sus tobillos. Hoy en día, por el contrario, el vestido modesto es
considerado anticuado y vergonzoso, porque ya no es vergonzoso andar desnudo.
Apocalipsis 3:18 ha perdido sentido para muchos, “y que no se descubra la
vergüenza de tu desnudez”.
Ropa inmodesta
Cuando hablamos de “ropa inmodesta” señalamos todos los atuendos que
descubren las partes íntimas del cuerpo de hombres y mujeres en lugar de
cubrirlas. Por ejemplo, los pantalones apretados que algunas mujeres usan son
una segunda piel; pero, igualmente inmorales son las faldas cortas y apretadas,
los vestidos ajustados o traslúcidos, y las blusas escotadas o traslúcidas. No
obstante, la “ropa inmodesta” también es usada por el hombre. En resumen,
hermanos y hermanas en Cristo participan en esta apostasía.
Algunas iglesias simplemente aceptan la inmodestia y falta de pudor de
sus miembros como si fuese cosa inofensiva, y están tranquilos porque son de
los “conservadores” y no de los “liberales”. Se sienten seguros porque no comen
en el edificio de la iglesia, ni celebran los cumpleaños y funerales con dinero
de la ofrenda.
Desde el siglo pasado se etiquetó como “liberales” a los hermanos que se
tomaron la libertad de innovar en cuanto a la centralización y el
institucionalismo. Es decir, liberales eran los hermanos que promovían la
centralización de fondos a una iglesia grande e influyente para que esta
iglesia patrocinara una obra a nivel de hermandad, por ejemplo, un programa radial
mundial. Los hermanos liberales, bajo este contexto, eran aquellos que también apoyaban
el que instituciones hicieran la obra de la iglesia y recibiesen fondos para
ello, por ejemplo, un orfanato. En ese contexto, hubo hermanos que conservaron
el patrón y otros que lo abandonaron, unos eran conservadores y otros liberales.
Hoy en día hermanos conservadores en cuanto a la obra de la iglesia
local visten como los mundanos y aún peor. En otras palabras, estos hermanos
son “liberales” en cuanto a la ropa inmodesta. Es una vergüenza que muchos de
los sectarios son más conversadores al vestir que algunos hermanos “conservadores”.
Necesitamos de varones como Cornelio, quien era “piadoso y temeroso de
Dios con toda su casa” (Hech. 10:2). Necesitamos que las ancianas “enseñen a
las mujeres jóvenes... a ser prudentes” (Tito 2:4). Necesitamos que los predicadores
se presenten “en todo como ejemplo” (Tito 2:7). Necesitamos ser hombres y mujeres
que visten con “pudor y modestia” (1 Tim. 2:9), y así, todos, adornar “la
doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tito 2:10).
Si hay Dios en los cielos, y la Biblia es su palabra, debemos aprender
cuál es el estándar de Dios, es decir, su doctrina, al respecto. Es tiempo de
volver a nadar contra la corriente, y volvernos a Dios de la desvergüenza e
inmoralidad si la estamos practicando.
El caso de Adán y Eva
Luego de su pecado, Adán y Eva procuraron cubrirse desesperadamente
porque “conocieron que
estaban desnudos” (Gen. 3:7), y en
su esfuerzo por cubrirse, “cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales” (Gen. 3:7). Estos “delantales” eran unos “ceñidores” (JER) o “taparrabos”
(MN), una prenda que cubría la sección media de sus cuerpos, según indican los
eruditos del hebreo. A pesar de tener la parte media cubierta, se sentían
desnudos y se escondieron (Gen. 3:8-11).
Cuando Dios les hizo “túnicas” (Gen. 3:21), es
decir, una prenda que comúnmente cubre hasta la rodilla, indicó que él no
estaba complacido con las pequeñas prendas que se habían confeccionado.
Conclusión
Según la revelación de Dios en su palabra, hay
partes del cuerpo humano que son privadas, y que no deben ser expuestas
públicamente. Es más, la exposición de tales partes privadas era una forma de
juicio destinada a avergonzar a los malvados (cf. Is. 3:16,17; 47:1-3). A esto
apeló el apóstol Pablo cuando dijo, “y las partes del cuerpo que estimamos
menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra; de manera que las partes
que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso” (1 Cor. 12:23, LBLA).
“que no se descubra la vergüenza de tu desnudez” (Apoc.
3:18).