Separando a los jóvenes de los mayores



Por Josué I. Hernández 


La práctica algo extendida de separar a grupos de acuerdo con su edad deteriora los lazos de afecto y comprensión en la familia de Dios (cf. 1 Tim. 5:1,2). Se supone que un arreglo semejante, en el cual los jóvenes interactúan solamente con sus iguales, ayudará espiritualmente a los jóvenes. Esto no es así. 

No estamos hablando de las clases bíblicas para niños, jóvenes y adultos, que la iglesia realiza enfocando la enseñanza determinado momento del día. Nos referimos las series bíblicas para jóvenes, excursiones para jóvenes, y campamentos para jóvenes, en los cuales los jóvenes son reunidos aparte de otros grupos de edad de la iglesia.
 
Se espera que nuestros jóvenes sean animados y edificados por otros jóvenes como ellos. Lo siento, hermanos, esto es un error. El joven cristiano no ha sido limitado por Dios a ser edificado solamente por sus iguales. El patrón que observamos en las sagradas Escrituras llama a los jóvenes a aprender de los mayores sabios, y no solo de otros jóvenes como Timoteo.
 
Muchos de los compañeros de nuestros jóvenes tienen serios problemas en casa, y muchas veces, en sus vidas, y simplemente, no están bien equipados para dar una guía sabia a otros jóvenes como ellos. Más bien ellos necesitan de la ayuda espiritual de hermanos maduros en la fe.
 
La mayoría de los jóvenes son vulnerables, crédulos y fáciles de engañar. Los lobos los atacan primero. Muchos jóvenes caen fácilmente. Nosotros, los más maduros, y viejos, somos la esperanza para nuestros jóvenes.