Jesús
describió a Satanás como “padre de mentira” (Jn. 8:44), porque Satanás utiliza
el engaño cuando nos tienta a pecar. Si vamos a resistir la tentación y vencer
el pecado, debemos reconocer las mentiras del diablo por lo que son y no dejarnos
engañar por ellas. Algunas mentiras de Satanás son las siguientes:
El pecado no es pecado
Muchos
negarán audazmente que una acción en particular sea pecaminosa, aunque está
claramente condenada en la Biblia. La homosexualidad está explícitamente
condenada (Rom. 1:26,27; 1 Cor. 6:9,10), pero la gente insiste en que no es un
pecado, sino un estilo de vida alternativo. Pedro enseñó a los cristianos a
abstenerse del consumo casual de alcohol (1 Ped. 4:3), sin embargo, otros dirán
que la bebida social es perfectamente aceptable, siempre y cuando no nos
emborrachemos por completo. Lo que la Biblia define como pecado, el mundo lo
etiqueta como aceptable, e incluso, digno de alabanza.
El pecado no es un problema
Algunos
reconocerán que ciertas acciones son pecaminosas, pero afirman que no hay razón
para preocuparse cuando las cometemos. Para ellos el pecado no es un asunto
grave. Dicen que Dios nos ama y, por lo tanto, nos salvará por su gracia sin
importar lo que hagamos. Sin embargo, las Escrituras nos enseñan que la gracia
no es una licencia para pecar (Rom. 6:1,2; Jud. 4), y que debemos abandonar el
pecado (Rom. 6:11,12). Si fallamos en hacer esto, aunque seamos hijos de Dios, seremos
condenados (Heb. 10:26,29).
El tiempo cambia el estándar de Dios
Muchas cosas
que fueron señaladas como pecaminosas en generaciones anteriores ahora son
aceptadas y promovidas; por ejemplo, el divorcio por cualquier causa, la homosexualidad,
el aborto, la eutanasia, etc.). No son pocos los que afirman que los valores y
las enseñanzas de la Biblia son irrelevantes para nuestra “sociedad moderna”. No
obstante, el estándar de Dios no cambia porque haya cambiado el tiempo (1 Ped.
1:25; Jud. 3), por lo tanto, debemos aferrarnos a él (2 Tim. 1:13), aunque el
mundo esté cambiando rápidamente a nuestro alrededor.
La cultura cambia el estándar de Dios
Así como el
estándar de Dios no cambia con el tiempo, tampoco cambia con la cultura. Es
contrario al carácter de Dios el hacer acepción de personas (Hech. 10:34,35).
Por lo tanto, todos seremos responsables bajo la misma norma: La palabra de
Dios (Jn. 12:48), independientemente de la cultura en la que fuimos criados.
Las circunstancias cambian el estándar de Dios
Se dice, “mentir
está mal, a menos que lo haga para salvar los sentimientos de alguien”, “robar
está mal, a menos que esté tratando de alimentar a su familia”, e incluso se
afirma, “la fornicación está mal, a menos que realmente se amen y tengan la
intención de casarse algún día”. Estas y otras cosas semejantes son las
mentiras del diablo que ha creído nuestra sociedad. Lo malo siempre es malo, y
lo bueno siempre es bueno, a pesar de las circunstancias. Uza
transgredió el mandamiento de no tocar el arca (Num. 4:15), a pesar de que el
arca estaba en peligro de caer y ser dañada o destruida. Seguramente bajo tal
circunstancia sería aceptable para muchos, e incluso necesario, el tocar el
arca, pero Dios no opinó lo mismo (2 Sam. 6:6,7). No debemos tratar de
justificar el pecado basándonos en la situación en la que nos encontramos.