Vistiendo con buenas obras

  


“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Tim. 2:9,10).


Por Josué I. Hernández

 
El énfasis de este pasaje es positivo, no negativo. Dicho de otro modo, el apóstol Pablo enfatiza el adorno interno que se ve reflejado en el atuendo externo. Pablo no se dedicó solamente a condenar el atuendo externo expresando una lista de prohibiciones.
 
Aunque estos versículos están dirigidos específicamente a las mujeres, los principios se aplican a todos, por la simple razón de que todos debemos vestirnos para no andar desnudos. Recuérdese que el concepto de lo que la Biblia denomina “desnudez” es aplicable tanto al hombre como a la mujer.
 
Primeramente, el apóstol indicó la apariencia del atuendo cristiano: “se vistan con ropa decorosa” (LBLA), “se adornen en vestido bien arreglado” (TNM). En segundo lugar, Pablo señaló la actitud al vestirse: “con pudor y modestia”. En tercer lugar, el apóstol usó una figura de lenguaje, un modismo, específicamente, un hebraísmo, que suele ser malinterpretado fácilmente por algunos estudiantes de la Biblia.
 
El modismo usado por Pablo se lee de la siguiente forma, “no con… sino con” (1 Tim. 2:9,10). Si prestamos atención cuidadosa, veremos que hay un verbo central (“atavíen”), el cual balancea la expresión de Pablo, quitando énfasis a la cláusula negativa “no con” y dando prioridad a la parte positiva “sino con”.
 
La idea de Pablo al usar este modismo no fue el prohibir absolutamente los objetos de adorno. Lo que hizo Pablo aquí fue el enfatizar lo que más importa.
 
Entendiendo el modismo
 
Este modismo existe siempre que hay un verbo común en la expresión “no con… sino con”, y debe leerse deduciendo los adverbios “solamente” y “primeramente” los cuales están implicados modificando al verbo. En otras palabras, el estudiante debe leer “no solamente… sino primeramente”, según los siguientes ejemplos:
 
No SOLAMENTE os hagáis tesoros en la tierra… sino PRIMERAMENTE haceos tesoros en el cielo…” (Mat. 6:19,20).
 
“El que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no SOLAMENTE me recibe a mí sino PRIMERAMENTE al que me envió” (Mar. 9:37)
 
“Trabajad, no SOLAMENTE por la comida que perece, sino PRIMERAMENTE por la comida que a vida eterna permanece…” (Jn. 6:27).
 
“Pues no SOLAMENTE me envió Cristo a bautizar, sino PRIMERAMENTE a predicar el evangelio…” (1 Cor. 1:17).
 
“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no SOLAMENTE yo, sino PRIMERAMENTE el Señor: Que la mujer no se separe del marido” (1 Cor. 7:10).
 
“…se atavíen… no SOLAMENTE con… sino PRIMERAMENTE con…” (1 Tim. 2:9,10).
 
“Vuestro atavío no SOLAMENTE sea el externo… sino PRIMERAMENTE el interno…” (1 Ped. 3:3,4).
 
Conclusión
 
En 1 Timoteo 2:9,10 no está prohibido que alguna hermana se peine, incluso, use adornos como anillo o aros. La mujer cristiana no cae de la gracia por usar tales arreglos. En sí mismas estas cosas (peinados, oro, perlas, vestidos) no son malas. Es más, según la historia bíblica estos objetos son indicados como creación que Dios usó y otorgó (ej. Gen. 24:10,22,53; Deut. 8:11-18; 1 Cron. 29:12; Ez. 16:11-14).
 
¿Dónde está el mal, entonces? El pecado consiste en usar solamente de estas cosas para adornarse, ignorando lo que más importa, profesar piedad al vestir con buenas obras.
 
Todo cristiano que profesa reverencia a Dios dependerá principalmente de las buenas obras, las cuales serán su marca de distinción.