¿Con qué cuerpo resucitarán los muertos?

  


“Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?” (1 Cor. 15:35).


Por Josué I. Hernández
 
 
Jesús es la resurrección y la vida (Jn. 11:25), y él es las primicias de los que durmieron (1 Cor. 15:20). Su resurrección declara que él es el santo Hijo de Dios (Rom. 1:4) indicando su poder sobre la muerte (1 Cor. 15:20-22; Apoc. 1:18). Jesucristo es la fuente de poder de la resurrección (1 Cor. 15:45).
 
Entre los corintios había algunos que negaban, no simplemente dudaban, sino negaban, la resurrección general (1 Cor. 15:12). Una de las objeciones era la siguiente, “¿Cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida?” (1 Cor. 15:35, JER). Considerando la respuesta de Pablo a los argumentos de los incrédulos en Corinto, y otros pasajes en el Nuevo Testamento, podemos asumir los siguiente acerca del cuerpo de la resurrección.
  • La resurrección será corporal (Jn. 5:28,29). Así como resucitó el cuerpo del Señor todo cadáver resucitará.
  • La resurrección sucederá por el poder de Dios (1 Cor. 6:14) y conforme al diseño de Dios, “como él quiso” (1 Cor. 15:38).
  • Será un cuerpo diferente al que murió (1 Cor. 15:36,37). El trigo que crece se ve diferente a la semilla que se plantó, es superior a ella. Sin embargo, ambos son trigo. Así también, tendremos un cuerpo diferente, y superior, al cuerpo que tenemos ahora (1 Cor. 15:39-42).
  • El cuerpo resucitado será incorruptible (1 Cor. 15:42). Los cadáveres son enterrados porque se descomponen. El cuerpo de la resurrección será inmortal.
  • El cuerpo de la resurrección será glorioso (1 Cor. 15:43). Un cadáver no tiene honor, y lo cubrimos, y lo sepultamos. Su dignidad partió con el espíritu que salió de él. Sin embargo, el cuerpo de la resurrección poseerá una excelencia gloriosa.
  • El cuerpo de la resurrección será poderoso (1 Cor. 15:43), a diferencia del cuerpo terrenal que es débil, impotente, y mortal.
  • El cuerpo de la resurrección será espiritual (1 Cor. 15:44). Nuestro cuerpo natural no es apto para la vida eterna en los cielos. El cuerpo de la resurrección será óptimo para el reino celestial.
 
Habrá una resurrección de justos y de injustos (Hech. 24:15), en una misma hora, y por el mandato de Jesucristo (Jn. 5:28,29). En aquel día cada uno será juzgado por la palabra del Señor (Jn. 12:48) en su tribunal (2 Cor. 5:10).
 
La ira de Dios será derramada sobre los que no obedecen al evangelio (1 Ped. 4:17; 2 Tes. 1:8), y la misericordia de Dios será extendida sobre los que en esta vida han buscado “gloria y honra e inmortalidad” (Rom. 2:7; cf. 2 Tim. 1:18) “en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom. 6:23; cf. Rom. 8:17).