“Varones israelitas,
escuchad estas palabras: Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre
vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo en medio vuestro a
través de El, tal como vosotros mismos sabéis, a éste, entregado por el plan
predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por
manos de impíos y le matasteis, a quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía
de la muerte, puesto que no era posible que El quedara bajo el dominio de ella”
(Hech. 2:22-24, LBLA).
Por Josué I. Hernández