Por Josué I. Hernández
En Efesios 4:29 el apóstol Pablo dijo, “Ninguna
palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la
necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”.
“El habla corrompida se refiere generalmente
a aquella conversación que es sucia y sugerente; esto incluye los chistes fuera
de tono, el habla profana y las historias sucias. Pero aquí tiene probablemente
el sentido más amplio de cualquier forma de conversación frívola, vacía, ociosa
e indigna” (W. MacDonald). “La palabra que se traduce "corrompida" se
refiere a algo descompuesto que pudre lo que le rodea, como la fruta rancia o
la carne putrefacta.” (J. F. MacArthur).
Hagamos un ejercicio sencillo, y veamos lo
que el versículo no dice. Esto destacará su real enseñanza si ha estado oculta
para alguno por el prejuicio.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca a menos que estés realmente enojado y necesites
desahogarte”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca a menos que sea necesario que los otros sepan lo enojado
que estás”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca a menos que sea necesaria para ganar el pleito”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, excepto cuando necesites encajar mejor con los mundanos”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, excepto cuando al mentir logres librarte de un problema”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, a menos que necesites tumbar la imagen de otro con tus
chismes”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, a menos que al revelar esa información podrás parecer un
héroe”.
Pablo no dijo, “Ninguna palabra corrompida salga
de vuestra boca, a menos que te arrepientas luego”.
Podemos entender fácilmente
la idea: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”.