La traición de Judas Iscariote a Jesús es tan
infame que algunos diccionarios incluyen una entrada de referencia al respecto.
Asociamos fácilmente a Judas con la traición. Hoy en día, un “Judas” es una
persona infiel o desleal. La Biblia no dice explícitamente qué motivo a
Judas a traicionar a Jesús. Sin embargo, sabemos que Judas era un ladrón (Jn.
12:6), y que al entregar a Jesús ganaría algún dinero. No obstante, además del
dinero hubo algo más, algo más profundo, y tenemos dos referencias bíblicas que
lo indican. Detengámonos a pensar en esto. En primer lugar, la Biblia dice que Satanás
obró en Judas entrando en él, “Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre
Iscariote, el cual era uno del número de los doce; y éste fue y habló con los
principales sacerdotes, y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría”
(Luc. 22:3,4). Esto ocurrió en algún momento durante la última semana antes
de la crucifixión. En segundo lugar, la Biblia dice que la noche
en que ocurrió la traición Jesús comió la pascua con sus discípulos y compartió
un bocado con Judas, respecto a lo cual Juan dice lo siguiente, “Y después
del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer,
hazlo más pronto” (Jn. 13:27). Cuando juntamos ambas referencias aprendemos
que Satanás incitó a Judas para que éste arreglara la traición, y luego, lo
incitó para que la llevara a cabo. Debemos admitir que Judas siempre era
responsable de sus acciones. Dicho de otra manera, ninguna de las referencias
bíblicas que indican la traición de Judas atribuyen algún poder abrumador de
Satanás sobre Judas. Como en toda tentación, Satanás puso la carnada y Judas
cayó en la trampa (cf. Sant. 1:13-15), así pues, Satanás “entró” en Judas. Es
decir, Judas dejó entrar a Satanás siendo receptivo a la sugerencia y
cumpliéndola. Algo similar se registra respecto a Ananías (Hech. 5:3), y esto continúa
sucediendo en la actualidad. Por lo tanto, “Someteos, pues, a Dios; resistid
al diablo, y huirá de vosotros” (Sant. 4:7).