Por Josué I. Hernández
“¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos,
que coláis el mosquito, y tragáis el camello!” (Mat. 23:23,24).
- Haciendo “obediencia selectiva”.
- Enfocándose en cosas externas y descuidando el corazón.
- Actuando con hipocresía.
¿Es bueno o es malo parecer un fariseo?
Guardémonos de la levadura que nos rodea.