Cristiano

 


Por Josué I. Hernández

 
No hay palabra de tan amplio uso pero que sea menos comprendida, como lo es la palabra “Cristiano”. Este sustantivo propio (gr. “cristianos”) se menciona tres veces en el Nuevo Testamento, y siempre es aplicado tanto a hombres como a mujeres seguidores de Cristo.
 
Un cristiano es un discípulo
 
“Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hech. 11:26). Los que ya eran discípulos fueron identificados como cristianos. Mateo registró la manera en que se hacen discípulos de Cristo (Mat. 28:19,20). Un discípulo es un aprendiz, un alumno, un imitador de su maestro. Cristo dijo, “aprended de mí” (Mat. 11:28-30), y dijo a los que habían creído en él, “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos” (Jn. 8:31,32). Como discípulo, el cristiano es uno que estudia y aprende de su Maestro Jesucristo, para seguir su ejemplo (cf. 1 Ped. 2:21) y permanecer en sus palabras.
 
Un cristiano es uno que fue persuadido
 
“Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano” (Hech. 26:28). Algunos afirman en su incomprensión que han nacido en una familia cristiana, y que por este motivo son cristianos. No obstante, nadie nace cristiano. Los cristianos han sido hechos tales al ser persuadidos por el evangelio. El libro de los Hechos describe elocuentemente el proceso mediante el cual hombres y mujeres se volvieron cristianos (Hech. 2:38,41; 8:12,36-38; 9:6; 10:47,48; 16:14,15; 16:30-33; 18:8). No hay cristiano sin conversión (cf. Hech. 3:13; 26:18). Según el inspirado apóstol Pablo, la fe y el bautismo lo revisten a uno de Cristo, y lo hacen cristiano (cf. Gal. 3:26,27; Mat. 28:19,20). Recuérdese, la fe es imposible sin la persuasión (cf. Hech. 15:7; Heb. 11:1).
 
Un cristiano es uno que sufre por su fe
 
“Así que, ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello” (1 Ped. 4:15,16). Los que sufren por hacer el mal, simplemente están recibiendo según sus hechos, es decir, cosechan lo que sembraron. Sin embargo, el cristiano sufre por confiar y vivir según la voluntad de su Maestro Jesucristo. Los verdaderos cristianos sufren “por causa de la justicia” (Mat. 5:10-12) y son aborrecidos por causa del nombre del Señor (Mat. 10:22) porque ellos no son de este mundo (Jn. 15:19). En fin, los verdaderos cristianos no hablan como el mundo (1 Jn. 4:5), y no se comportan como el mundo (Rom. 12:1,2).
 
 
Según lo anterior, ¿es usted un cristiano?