Justificados por la fe

 


Por Josué I. Hernández

 
Pablo dijo por el Espíritu, “Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1, LBLA). Evidentemente, la paz con Dios es la consecuencia de la justificación por la fe. Pero, ¿qué es justificar?
 
Justificar a una persona es declararla libre de toda culpa o censura. Por lo tanto, cuando alguno es justificado “por la fe” es liberado de la culpa y condenación del pecado. Su obediencia a Dios da lugar a la paz con Dios, es decir, una relación de armonía en la ausencia de enemistad y rebelión.
 
No debemos ignorar el argumento de Pablo en los primeros capítulos de su epístola a los romanos, argumento por el cual él llegó a decir: “pues” (gr. “oún”; Rom. 5:1), es decir, “Luego, por lo tanto, en consecuencia, de acuerdo con lo anterior, siendo estas cosas así” (Thayer).
 
El apóstol había estado argumentando que somos hechos justos por la fe en Cristo en lugar de las obras de la ley. Lo cual significa que somos hechos justos por la obediencia al evangelio, un sistema de fe (cf. Rom. 1:5; 16:26), en lugar de la obediencia a la ley, un sistema de obras.
 
La fe en Cristo significa la plena aceptación de Jesús de Nazaret como Señor y Salvador (cf. Hech. 2:36), tal como nos lo revela el evangelio, para ordenar nuestra vida según la voluntad de él (cf. Hech. 3:26).
 
Se equivocan aquellos que piensan que Pablo argumentaba a favor de una fe sola, sin obediencia al evangelio de Jesucristo cuando escribió “por la fe”. La frase “habiendo sido justificados por la fe” (Rom. 5:1), no significa “justificados por la fe sola”. Podemos estar seguros de esto por estudiar cuidadosamente el uso de la frase “por la fe” en el Nuevo Testamento, para así entender plenamente la mentalidad de Dios al respecto. Algunos ejemplos del uso de la frase “por la fe” los encontramos en Hebreos capítulo 11:
  • “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Heb. 11:4). Cada detalle que obedeció Abel para agradar a Dios es considerado en la frase “por la fe”. Abel preparó el altar, dispuso la leña, y todos los demás detalles del sacrificio. Cuando él hizo esto “por la fe” siempre estaba obedeciendo a los detalles indicados por Dios.
  • “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (Heb. 11:7). La obediencia de Noé involucró una tarea enorme, que requirió muchos años de duro trabajo. Pero, todo lo hizo “por la fe”. Todo el esfuerzo y persistencia involucrados están incluidos en la frase “por la fe”. La fe de Noé fue una fe activa que se expresaba en acciones específicas en la construcción del arca, la cual fue construida “por la fe”. Es difícil que alguno afirme que el arca se completó al momento en que Noé creyó. Esto sería absurdo. La verdad bíblica es sencilla, así como el arca no se completó al momento en que Noé creyó, la persona no es justificada al momento en que cree.
  • “Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días” (Heb. 11:30). En este versículo la frase “por la fe” involucra trece viajes alrededor de las murallas de la ciudad de Jericó. Dicho de otro modo, los muros no se derrumbaron solamente por la fe. Nuevamente, aprendemos que la gracia de Dios se alcanza por el esfuerzo de obediencia, es decir, “por la fe”.
  • “Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados” (Heb. 11:29). Aquí, la frase “por la fe” involucró el esfuerzo de atravesar el mar Rojo de una orilla a la otra. El apóstol Pablo indica que esto fue un “bautismo”, en Moisés, en la nube y en el mar (1 Cor. 10:1,2).
 
La frase “por la fe” involucra el bautismo en Cristo: “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gal. 3:26,27). Los gálatas llegaron a ser hijos de Dios “por la fe” en Cristo, cuando “por la fe” llegaron a ser bautizados en Cristo (cf. Rom. 6:3-7; Col. 2:12,13).
 
La fe obra por el amor (Gal. 5:6) y se perfecciona por las obras de obediencia (Sant. 2:22). Dicho de otro modo, la fe separada de las obras de obediencia es una fe cadáver (Sant. 2:26).
 
Una fe que no obedece lo que Dios manda no justifica a nadie. Hay más rebeldía que fe en el corazón de aquel que no hace lo que Dios manda.