Por Josué I. Hernández
- Jesús dijo que las sagradas Escrituras hablan de él, “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5:39; cf. Mat. 5:17,18).
- Luego de su resurrección, Jesús reiteraba cómo los profetas hablaron de él, “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27).
- Jesús especificó que él cumplió todo lo que las sagradas Escrituras decían de él, “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas” (Luc. 24:44-48).
- Los sermones en el libro Hechos usan dos líneas de evidencia para mover a la fe: 1) La profecía cumplida, y 2) El testimonio apostólico (cf. Hech. 1:8; 2:22-36; 2 Ped. 1:19-21).
- Pablo dijo que “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron” (Rom. 15:4; cf. 1 Cor. 10:11).
- Pablo agregó, “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16,17, LBLA).
- La vida eterna es imposible sin conocer a Jesús, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Jn. 17:3).
- Al conocer a Jesús conocemos al Padre, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?” (Jn. 14:6-9).
- Jesús es quien da a conocer al Padre, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Jn. 1:18).
- A penas ocurrió el primer pecado, Dios prometió que la simiente de la mujer vendría para herir la cabeza de Satanás (Gen. 3:15).
- Más adelante, Dios le dijo a Abraham que todas las familias de la tierra serían bendecidas a través de su simiente (Gen. 12:1-3; 22:18).
- Luego, la Biblia nos enseña que el Cristo vendría de la descendencia de David para sentarse en su trono (2 Sam. 7:11-14).
- Nacería en Belén de Judá (Miq. 5:2).
- Nacería de una virgen (Is. 7:14).
- Su nombre sería Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Is. 7:14).
- Redimiría a su pueblo del pecado, no sólo a los judíos, sino también a los gentiles (Is. 49:6).
- En los días del imperio romano, el Dios del cielo establecería un reino que nunca sería destruido (Dan. 2:44).
- Este reino sería un reino de naturaleza espiritual (Jn. 18:36).
Conclusión