Con el presente artículo no pretendemos citar
a las autoridades católicas y su tradición, en lugar de ello queremos tratar
este tópico de manera general, siempre basándonos en la autoridad de las
sagradas Escrituras. Debido a que María es tan especial en la
historia bíblica, es fácil asumir para ella alguna posición especial y alguna reverencia
asociada a su persona, sobre todo cuando alguno no estudia la Biblia
diligentemente. Dicho de otro modo, podemos entender el por qué tanta gente ha
llegado a reverenciar su imagen en servicio religioso. La razón, nuevamente, es
el analfabetismo bíblico. Todo comenzó hace varios siglos atrás,
progresivamente. Los devotos de María acumularon una serie de elementos que se
volvieron tradición, los cuales están basados tanto en la ficción de los
supuestos, como en la realidad de algunos hechos históricos. De esta fusión
derivaron poderes, prerrogativas y privilegios que la Biblia nunca reveló ni mucho
menos permitió. Dejando la tradición a un lado, la Biblia
poco nos informa sobre los antecedentes de María. Es más, la sagrada Escritura
quita a ella del enfoque de atención, para dejar a Cristo en el centro de la
narración. No obstante, hay más leyenda en torno a María que alrededor de
cualquier otro personaje bíblico. Entre las leyendas que rodean a María están
las siguientes: Madre de Dios. Esta es la base de
los poderes y prerrogativas atribuidas por tradición a María. Si bien es cierto
que Jesús nació físicamente de María, ninguna enseñanza bíblica respalda la
noción de que María sea la madre de su divinidad. El Verbo tomó forma humana en
el vientre de María (Jn. 1:1,14) por obra del Espíritu Santo (Luc. 1:35; Mat.
1:20). El Hijo de Dios siempre ha sido Dios (Mat. 1:23), pero Dios no tiene
madre. Virginidad perpetua. Mientras se usan
algunas frases de la Biblia para respaldar esta noción, el Nuevo Testamento
habla de la virginidad de María antes de la concepción de Jesús (Mat. 1:25;
Luc. 1:34). Luego, el Nuevo Testamento indica que ella llegó a ser madre de
varios hijos en su matrimonio con José (Mat. 1:25; 13:55,56). Libre de pecados personales. María reconoció a
Jesús como su Salvador, lo cual indica claramente que ella también necesitaba salvación
(Luc. 1:47; cf. Rom. 3:23). Cristo murió por todos (2 Cor. 5:14,15; 1 Tim.
2:6). Inmaculada concepción. Cuenta la leyenda queMaría fue concebida de manera única, sin la mancha del pecado original.
Esta doctrina resultó de los falsos conceptos sobre el pecado original o
depravación total hereditaria. En contraste con aquello, el apóstol Juan indica
que el pecado es algo que personalmente se comete (1 Jn. 3:4; cf. Sant. 4:17).
El apóstol Pablo señala que la muerte espiritual pasó a todos los hombres
porque todos pecaron, no porque hayan heredado alguna naturaleza corrupta (Rom.
5:12). Asunción corporal. Según la leyenda,
Dios tomó milagrosamente el cuerpo de María. Nuevamente, esta enseñanza del
catolicismo entra en conflicto con la Biblia, porque está establecido para los
seres humanos que mueran y que sean juzgados (Heb. 9:27). Dicho de otro modo,
nadie pondrá un pie en el cielo sin pasar primero por el juicio final (Jn.
5:28,29; 2 Cor. 5:10). Adoración a María. Con mucha imaginación
se pinta un cuadro en el cual María es objeto de adoración, a la vez que se
adora a santos y ángeles. Pero, la Biblia prohíbe la adoración de las criaturas
(cf. Jn. 4:24; 5:23; Hech. 10:25,26; Apoc. 22:8,9). Oración a María. Se la considera “La
segunda Eva” a través de la cual viene la vida y quien intercede a nuestro favor. Nuevamente, esta doctrina no
es bíblica (cf. Hech. 10:26; Col. 3:17; Apoc. 19:10). Cristo es el mediador
suficiente y eficaz (1 Tim. 2:5; Heb. 4:15,16). Estas leyendaspueden entenderse
con justicia como “doctrinas no reveladas por Dios” y, por lo tanto, como
doctrinas “de los hombres” (cf. Mat. 21:25) que hacen vana la adoración (Mat.
15:9).