El pánico es el miedo, o el terror, repentino, abrumador e intenso, y
que puede ser colectivo, pues fácilmente se contagia. Esta manifestación de miedo
intenso a menudo resulta en una acción precipitada. El adjetivo “pánico” es una
palabra derivada del dios griego “Pan”, el dios de los pastores, cazadores,
etc. Se suponía que Pan tenía una apariencia sombría y peluda, y una voz
terrible. Cuenta la leyenda que a Pan le gustaba hacer mucho ruido por lo que ocasionaba
un miedo repentino y abrumador, es decir, pánico. Israel entró en pánico frente al Mar Rojo al ver el ejército de Faraón
detrás de ellos, y el enorme mar frente a sus ojos. Estaban atrapados. Todo
parecía perdido. La Biblia dice que “los hijos de Israel tuvieron mucho
miedo” (Ex. 14:10, LBLA), y reaccionaron clamando contra Dios y Moisés.
Obviamente, este no fue un clamor de fe. La reacción de Moisés es muy
instructiva: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la
salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis
visto, nunca más para siempre los veréis” (Ex. 14:13). Tal vez usted ha enfrentado una crisis en su vida, por lo cual usted ha
entrado en pánico debido al gran susto que las circunstancias le producen. De
pronto, abrumado por el miedo y la ansiedad, usted ha reaccionado
exageradamente y ha empeorado el problema en lugar de resolverlo. La próxima vez, haga lo que aconsejó Moisés. Quédese quieto, manténgase
firme, y ordene sus pensamientos mientras espera pacientemente el consejo de
Dios para obedecerle.