Por Josué I. Hernández
Un tema sensible
¿Qué hacer?
El castigo
Los psicólogos permisivos y enemigos de Dios no nos pueden ayudar. Entonces, ¿qué hacemos cuando nuestro hijo desafía la autoridad y no responde a la advertencia? Antes de responder a la pregunta, volvamos a revisar lo que está sucediendo en casa.
Es difícil que nuestro hijo persista en rebeldía. Pero ¿qué hacemos cuando nuestro hijo continúa desafiando la autoridad y no responde a la advertencia? Nuevamente, salga con su hijo procurando evitar desorden mayor, y castíguelo indicándole con calma por qué lo está haciendo, y vuelva con él. Y si esto no funciona, y el pequeño continúa desafiando la autoridad y no responde a la advertencia. Nuevamente, salga con su hijo, y castíguelo indicándole con calma por qué lo está haciendo, y vuelva con él.
Su hijo rápidamente aprenderá si usted lo hace bien, castigando por amor a Dios y a su hijo. Este “santo remedio” ha estado funcionado desde que se ha aplicado. Su hijo entenderá que hay límite, y que hay consecuencias. A la vez, la calma suya indicará que usted está haciendo algo bueno y que su hijo es quien se está comportando mal.
“Castiga a tu hijo en
tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo” (Prov.
19:18).
“La necedad está
ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de
él” (Prov. 22:15).
“No rehúses corregir
al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá” (Prov. 23:13).
“La vara y la
corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”
(Prov. 29:15).
“Es verdad que
ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Heb.
12:11).