Estudia con diligencia por ti mismo

 


Por Josué I. Hernández

 
Si hay verdad (Jn. 8:32) hay error también (Ef. 4:14). Sin embargo, podemos discernir cuando se enseña el error religioso si estudiamos la Biblia con cuidado, separando las especulaciones y suposiciones de lo que realmente enseña la palabra de Dios (cf. Hech. 17:11). Este es un proceso lento que requiere una cuota constante de empeño, pero sus frutos lo compensan todo. Leyendo podemos entender (Ef. 3:4). Veamos un ejemplo de especulación contrastado con lo que realmente enseña la Biblia.
 
Especulaciones sobre el anticristo
 
Varios comentaristas indican que “el anticristo” es “el hombre de iniquidad” descrito por Pablo en 2 Tesalonicenses 2, relacionándolo a su vez con “la bestia que sube del mar” en el Apocalipsis 13. Nos dicen que el anticristo será un político que ganará la devoción mundial en los últimos tiempos, controlando la economía global, y que el Señor vencerá al anticristo y lo lanzará al lago de fuego. Para sustentar esta historia fantástica citan varios pasajes que nosotros debemos estudiar cuidadosamente (ej. Dan. 7:20-32; 9:26,27; 2 Tes. 2:1-12; 1 Jn. 2:18,22; 4:3; 2 Jn. 7; Apoc. 13:16,17; 19:20).
 
Lo que la Biblia enseña
 
Para sorpresa de algunos, el anticristo no es mencionado en el Apocalipsis. Tampoco es mencionado por el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses. El apóstol Juan fue muy específico cuando hablo de “anticristo” y “anticristos”. Leamos con atención:
 
“Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo” (1 Jn. 2:18).
 
“¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo” (1 Jn. 2:22).
 
“y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo” (1 Jn. 4:3).
 
“Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo” (2 Jn. 7).
 
¿Puede ver la diferencia entre lo que la Biblia dice y lo que los hombres enseñan? Por supuesto que puede. El anticristo no es una sola persona, mucho menos un político en particular. Es una actitud o disposición contra Cristo (“anti” = “contra”). Muchos tienen este espíritu o actitud y, por lo tanto, son “anticristos”. El “anticristo” no es futuro, ha estado activo durante dos milenios.
 
Conclusión
 
Seamos exigentes. No creamos todo lo que los hombres dicen, ya sea desde el púlpito, ya sea por escrito. Abramos la Biblia y estudiemos con cuidadosa atención todo lo que ella dice. No asumamos como verdad lo que comentarios y obras de referencia afirmen, sin estudiar por nosotros mismos primero.
 
Tengamos cuidado con los títulos, subtítulos, y notas al margen de nuestras Biblias. Tales “ayudas” a veces confunden y distraen. No son recursos inspirados, sino ideas editoriales para cierto tipo de “Biblia” cuyos autores son falibles.