No preguntamos sobre cuánto dinero tienes. Esto no es de mi incumbencia, y
es de poca importancia. La pregunta se refiere a cuánto tienes de las cosas más
importantes, tales como, conocimiento, fe, sabiduría, valentía, compasión,
influencia, humildad, determinación. Conocimiento. ¿Entiendes cuál es la voluntad del Señor (Ef. 3:4;
5:17)? ¿Estas adquiriendo el conocimiento suficiente para que nadie te engañe
con argumentos persuasivos (cf. Ef. 4:14; Col. 2:4)? Fe. ¿Es tu fe suficientemente firme para mantenerte estable y arraigado en la
esperanza del evangelio (Col. 1:23)? ¿Es tu fe suficiente para apagar los dardos
de fuego del maligno (Ef. 6:18)? Sabiduría. ¿Puedes discernir entre el bien y el mal (Heb.
5:14)? ¿Puedes distinguir entre lo que es lícito, y lo que es provechoso y para
edificación (1 Cor. 6:12; 10:23)? ¿Puedes andar como sabio en lugar de andar
como los necios (Ef. 5:15,16)? Valentía. ¿Estás siempre listo y dispuesto a confesar a
Cristo (Mat. 10:32,33)? ¿Puedes reprender las obras infructuosas de las
tinieblas (Ef. 5:11)? ¿Podemos contar con tu firmeza, fuerza y valentía (cf. 1 Cor.
16:13)? Compasión. ¿Eres un “buen samaritano” (Luc. 10:33-36)? ¿Te
esfuerzas por buscar a los perdidos (cf. Luc. 19:10)? ¿Eres de los benignos y
misericordiosos (Ef. 4:32)? Influencia. ¿Puedes decir a tu familia y parientes “Sed
imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Cor. 11:1)? ¿Es tu
comportamiento honorable ante los ojos del Señor y de los hombres (2 Cor.
8:21)? ¿Procuras permanecer irreprensible y sencillo en medio de una generación
maligna y perversa (Fil. 2:15)? ¿Resplandeces con tu buen ejemplo (Fil. 2:15)? Humildad. ¿Te comportas con toda humildad y mansedumbre (Ef.
4:2)? ¿Consideras a los demás como superiores a ti mismo (Fil. 2:3)? ¿Recibes
con mansedumbre la palabra de Dios (Sant. 1:21)? Determinación. ¿Estás firme y constante creciendo en la obra del
Señor siempre (1 Cor. 15:58)? ¿Prosigues a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús (Fil. 3:14)?